sábado, 31 de diciembre de 2016

El paso de los años.

Se está acabando el año y me gustaría regalarte sus últimas horas y sus últimas palabras también:

Has mejorado 2016 en sus últimos meses, todos los destrozos que trajo y todos los cachitos en los que me rompió los has recogido y arreglado con tu sonrisa, ahora ya completa y siendo más feliz solo puedo agradecerle a 2016 que te haya traído a mi vida. Porque sí, parece que hayamos estado juntos toda nuestra vida, pero no. Hace apenas un año yo no sabía de tu existencia y ahora no sabría nada sin ti, ni sería, ni sentiría. Te has convertido en ese deseo que se pide antes de soplar una vela, en ese regalo que quieres que aparezca bajo el árbol, en ese hueco vacío que se queda en un lado de la cama. Te has convertido en todo lo que quiero sin querer y ahora, solo quiero quererte bien.

Te voy a contar un poco lo que has hecho. Hace un año estaba en proceso de olvido de alguien que llegó a ser todo y me dejo en nada. No me veía capaz de sobrevivir, todo a mi alrededor se desmoronaba y yo por dentro también. No había ningún rayo de luz en mis días y despertar era una forma de seguir muriendo. No encontraba mi lugar, ni sola, ni con mi gente; no podía sonreír sin que un nudo se pusiera en mi garganta. Entre toda esa catástrofe apareció gente iluminando mis días y tú eres una de esas personas. Tú apareciste haciéndome sonreír. Siempre. Aunque solo quisiera llorar, sonaba tu voz, nos cruzabamos o alguien hablaba de ti y una sonrisa se dibujaba en mi rostro. Así cada día desde que nos conocemos. ¿Cómo voy a no quererte? 

Los buenos momentos de 2016 han sido un sprint, una carrera en la que faltaba el aire, hasta que en los últimos 100 metros decidió morir matando. Y mató. Han muerto miedos y sentimientos, para que pudieran nacer nuevos. Miedo que me hacen temblar y sentimientos, que también. 

Pero siempre se siente miedo cuando se lucha por lo que uno quiere, ¿no?
Ese cosquilleo es necesario para saber que estamos vivos.

Habrá que seguir
para morir,
pero siempre
matando.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Únicos en nuestra especie.

Pasas de tal forma que ojalá no dejaras de pasar nunca. Quiero buscarte y que me busques, pero no quiero encontrarnos, eso supondría perdernos. Es en ese "sí pero no" dónde se esconden todas las ganas, acercarse y tocarse lo justo pero no del todo. Dejarnos a medias y con ganas, que son todo lo que se necesita para ser. De esta forma, acumularemos la suficiente energía como para un día besarnos y crear una nueva forma de vida. En nuestro mundo, rodeados de toda la gente que nos mira sin entender qué hay tras nuestras sonrisas, seremos lo que nunca nadie fue y haremos lo que nunca nadie se atrevió a hacer.

¿Por qué?
Porque seremos vida y no haremos más que vivir.

martes, 20 de diciembre de 2016

Madrid tiene mis lágrimas.

Hasta Madrid ha amanecido gris, acompañando a mis grietas y siendo con ellas cicatrices del ayer, que duelen hoy y quién sabe si sanarán mañana. Ya sabes que te quiero y que para mi querer es mucho más que un verbo, porque es o todo o nada, pero no podemos ser a medias y debes entenderlo. Me estás doliendo y no sé cómo seguir esforzándome para que no broten de mis ojos las lágrimas que te pertenecen, porque de la misma forma en la que no quería quererte, tampoco quiero romperme. Un poco tarde supongo. Este vacío de mi interior no debe ser buena señal, ¿no crees?

Estaba claro que iba a ser catastrófico, alguien tenia que ser herido y puestos a que se rompa tu sonrisa, rompo la mía. El caso es que a la hora de querer no importa el quién sino el cómo. Si te quiero y te lo digo es porque guardarlo sería añadirle pólvora a esta bomba que esta a punto de explotar, el estallido sería tan brutal que ni siquiera tú podrías soportarlo y eso que tienes el corazón casi tan frío como me dejaste a mí. No sé cómo te dignas a mirarme a la cara. "Mejor no", ¿El qué? ¿Mejor yo no? ¿Mejor tú no? ¿Mejor ahora no?

Encima vienes, te sientas enfrente y sigues haciendo como si nada. Me revientas, me dueles, me arañas el corazón y tú sonríes. Sonríes y yo no puedo hacer lo mismo, no puedo mirarte a los ojos y hacer como si no se me parara el corazón cada vez que nuestras pupilas se chocan. Pero a ti no te importa y yo no sé cómo mirarte sin sentirme completamente vacía.

viernes, 16 de diciembre de 2016

Imaginarte.

Si no me lo dices voy a tener que imaginarlo y en estas cosas hay que pensar cuanto menos mejor, porque no manda la cabeza sino el corazón. Así que por favor, haz un esfuerzo y traduce tus gestos a palabras, tradúceme el amor y cuéntamelo, despcacito y lento. Pónmelo fácil, que ya es suficiente con lo que la vida nos da, como para dificultar aún más nuestro camino.

Dime qué hay detrás de tus ojos cuando, de repente y mágicamente, coincidimos en medio de un montón de gente y solo miran a los míos. Dime qué hay tras tus pupilas, cuando nos enfocamos por segundos y todo lo que nos rodea desaparece, como si solo existieramos tú y yo. Dime qué pasa luego, cuando me puede la presión en el pecho, te aparto la mirada rápidamente y muerdo mi labio con ganas de morder el tuyo.

Cuéntame qué dice tu sonrisa de despedida, esa que me dedicas cada vez que te decides a salir por la puerta y te miro como intentando decirte que no te vayas, que te quedes un poco más, que te necesito cerca para ser y no solo estar.

Háblame de lo que se esconde bajo tu piel y déjame conocerte, déjame recorrer cada capa de tu cuerpo, hasta llegar a tus huesos y calarme en ellos, tal y como tú has hecho conmigo. Déjame quererte, ya que tú no vas a hacerlo, ya que tú no puedes hacerlo. Quiero descubrir la vida contigo, aunque tú ya la conozcas, quiero que me la enseñes y que estés presente en todas mi primeras veces.

Así que, por favor, no vengas y me hables de imposibles, no quiero escuchar ningún monólogo que hable sobre la vida y sobre los amores no correspondidos, no quiero que nadie me diga qué he de superar y cómo he de hacerlo. No busco comprensión, tampoco quiero que nadie sienta pena, ni que nadie me diga que he de olvidarte. Si vienes, si quieres hablarme, cuéntame cómo vamos a quitarle ese prefijo a la palabra imposible.

Sí, ahora vas a tener que imaginarlo tú, imaginarnos. Nosotros de la mano silenciando a todos aquellos que no entiendes sobre esto. Imagina lo que podríamos ser, si no fuéramos tan cobardes, si pudiéramos mirarnos a los ojos y decirnos las cosas tal y como son. Pero no es tan sencillo mirar a unos ojos y decir esas dos malditas palabras de siempre. Mirarnos y decirnos un simple te quiero.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Perfectamente imperfectos.

Me ha parecido una curva perfecta la que han hecho tus labios cuando no había apenas un centímetro entre nosotros. No he podido evitarlo y me he lanzado sobre ellos, la perfección está para romperla. He sentido tus labios como si fueras agua del mar y yo la orilla, ha sido tan calido, tan suave. Ha sido tanto que de no haber sido, no podría estar ahora aquí. Hemos compartido oxígeno, acompasado latidos y nos hemos dado vida; ¿acaso hay algo más bonito que eso?

He acariciado tu pelo atrayéndote más hacía mí, mientras recorrías suavemente mis caderas con tus manos; he morido tu labio y has sonreido, mientras nuestro ojos se abrían a la vez para mirarnos, cómplices. Han jugado nuestras lenguas, se han encajado nuestras manos y cuando han chocado nuestros dientes, ha habido un estallido inmenso de felicidad entre nosotros, justo antes de la explosión final, esa que me ha dibujado una sonrisa crónica en mi rostro, has dicho eso que siempre he estado deseando, lo has dicho como si fuera cierto y me lo he creido:
- Andrea, te quiero.

Yo no he sabido hacer otra cosa más que besarte, desgastarte la piel a besos, desgastarte la vida a risas, desgastarnos y acabarnos, para volver a empezar siempre por el mismo sitio; el inicio del camino en nuestros labios y el final en nuestros latidos.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Que te quieran bien.

Una vez creí que nunca más iba a sentir, pensé que había sentido tanto que ya no cabían más sentimientos en mí. Afortunadamente, supongo, no era cierto. De repente apareciste tú como si nada, para acabar como si todo. Llegaste a mi vida, con tu media sonrisa llena de sueños; llegaste con tus manos llenas de acordes, componiendo canciones que han acabado siendo la banda sonora de mis días, todas ellas con el mismo ritmo, ese que también sigue tu corazón; llegaste con tus ojos llenos de luz y cada vez que te vas... tu ausencia trae tristeza, es como si un tsunami fuera a venir, se hace un silencio intenso y todo deja de ser normal.

Ahora que vuelvo a sentir(me), empiezo a cuestionarme si merece la pena volver a hacerlo, volver a sentir todas estas cosas tan preciosas que siento y quiero darte, pero no puedo. Luego te veo, me sonries y entonces sé que vale la pena sentir todo esto porque lo mereces, mereces tantísimo que te quieran, que no poder hacerlo me supera cada día y cualquier día de estos me pueden las ganas y acabo comiéndote a besos. Si es que, mereces que te quieran bien. Ya sabes, que te quieran besar en ese punto de tu cuello, ahí donde te vuelve loco; que te quieran acariciar el pelo cada noche mientras te susurran que eres lo mejor que tiene el mundo; que te quieran abrazar cada mañana al despertar a tu lado; que te quieran morder el labio en cada beso; que te quieran hacer el amor en cada rincón del mundo y en cada rincón de tu cuerpo; que te quieran coger de la mano y llevarte a dar una vuelta por el universo, ese que se crea cuando sonries; que te quieran, joder, que te quieran mucho, tanto como yo; que te quieran, como mínimo, hacer feliz.

Y que lo seas.

martes, 29 de noviembre de 2016

Nuestra propia atmósfera.

Lleva todo el día lloviendo y el frío de la calle me ha calado hasta los huesos, tal y como tú has hecho. Los días de lluvia me gustan por muchas cosas, el olor del ambiente, la luz oscura y por el hecho de que un día de lluvia se convierte en fiel compañero de soledades y a mi últimamente me sobran muchas. Podrías venir y eliminar los vacíos que tengo en mi, sobre todo porque todos ellos se deben a tu ausencia.

Lleva lloviendo todo el día y el cielo oscurece el día, es entonces cuando llegan a mí esas ganas de cogerte del brazo y atraerte hacía mi, como si fuéramos polos opuestos incapaces de hacer frente a su atracción. Que el resultado de nuestra unión se convierta en un paraguas que nos proteja de todo lo que el mundo y la vida quiera echarnos encima. Que podamos ser y seamos todo lo que deseemos.

Lleva lloviendo todo el día y tú llevas en mi mente todo el día. Me pregunto por qué, como siempre, y la respuesta está en tu sonrisa ante el choque inevitable de nuestras pupilas, bajo tu paraguas, en pleno diluvio universal.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Respiro tu vida.

Quiero y no puedo, no soy capaz de dejarte a un lado, olvidarte, apartarte. Quiero y no quiero dejar de quererte. ¿Por qué? A qué se debe esta maldita necesidad de sentir como tu nombre aprisiona mi pecho dejándolo vacío, casi incapaz de seguir latiendo. Se debe, supongo, a esa maravillosa sensación que produces en mí cada vez que dices mi nombre como si nunca nadie lo hubiera dicho antes. También tendrá algo que ver el hecho de que hayas aparecido y formes parte de mi vida, aunque haya sido algo fortuito, aunque haya sido el mejor regalo que me ha dado el destino.

Ponerte en mi vida, conocerte, saber de ti, escuchar tu risa, sentir el mundo que hay en tus ojos. Respiro. Quererte, imaginar la cantidad de cosas que podríamos hacer y ser, besarte, soñarte. Respiro. Tu mano, la mía; tu lengua, mis dientes. Respiro. Tu risa, mi oído; tu respiración, mi pecho; tu voz, mi vuello. Y ya no respiro. Sin aire pero completa; llena de vida, llena de ti.

lunes, 21 de noviembre de 2016

La respuesta a todo: tú.

Cada vez que recuerdo tu risa a mi corazón le pasa un no sé qué que qué sé yo; entre tanta incertidumbre aparece, como siempre, tu nombre.

- Entre toda la gente del mundo te elegiría a ti. No sé cómo lo has hecho, pero te has convertido en todo lo que una vez pensé que jamás podría volver a encontrar. Has aparecido de repente, como si el destino me hubiera hecho un regalo. Y menudo regalo. Te ha puesto en mi camino, siendo vida y felicidad, así normal que no pueda soportar la simple idea de perderte. Que es un poco irónico porque no te tengo.

- Pero no...- intentas hablar pero no lo permito.

- No sé cómo acabará esto, no tengo ni idea de si acabaré mal o bien, pero me da igual. Yo quiero quererte porque cada vez que sonríes, cada vez que pasas por mi lado o cada vez que escucho tu voz siento que todo, absolutamente todo, tiene sentido. Y, al fin y al cabo, lo que todo el mundo necesita es tener a alguien ahí, alguien que le de sentido a la vida, alguien por quien valga la pena vivir, alguien que se merezca que le des todo. Y creeme que tú lo mereces.

Huyo como siempre, incapaz de escuchar tus palabras por si duelen tanto que soy incapaz de soporarlas.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Universo paralelo.

He abierto mi corazón y he sentido tus ojos clavados en él, mientras, tu mirada tenía forma de despedida y lo he comprendido todo. Silencio, como siempre; vacía, como nunca. Es lógico que quieras huir, que tengas esa voz en tu interior que te dice que no estés aquí ni un segundo más, que es tóxico y acabaremos envenenados. Si no te comprendiera, sería más sencillo, pero es que yo también tengo esas ganas de salir corriendo, como siempre, de todo aquello que tiene la mínima señal de dolor; aunque nunca lo haga, aunque siempre me obligue a quedarme, aunque el final vaya a ser catastrófico. Por eso estoy aquí, escribiéndote de nuevo, sacando de mí mis ganas de ti. Intentando saciar con palabras las ganas de rozar tus labios y vivir en tus brazos, las ganas de formar contigo un universo paralelo a todo esto que nos rodea. Ya sabes a lo que me refiero, ese lugar ajeno a todo esto al cual siempre nos llevan los besos.

Supongo que no dejarás de preguntarte qué has hecho. Deja de darle vueltas, por favor. No es cuestión de hacer, es cuestión de ser y basta con que seas tú mismo para revolucionar cada célula de mi cuerpo. Sé que aún así no será suficiente, pero para estas cosas nunca hay explicaciones, pasan y son (o no) maravillosas. Pero creo que hay algo que no has entendido y sí que me gustaría que supieras, yo no busco una respuesta, no abro mi corazón para que llegues y lo cierres y apagues con una simple palabra. Yo solo busco una cosa, lo único que puedes hacer y quiero que hagas. Yo solo quiero que te dejes querer, aunque sea a ratos, por milésimas de segundo, pero déjate. Déjame.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Me faltan latidos si te vas.

A media noche se enciende una luz en mi cabeza y apareces, tú y tu sonrisa de otra galaxia. Es bonito, pero lo seria más si no fuera un sueño. Lo realmente bonito y poético de la vida sería abrir los ojos en cualquier momento del día y verte a mi lado, no tener que cerrarlos e imaginarte. Noto que últimamente te estás llevando mis sonrisas y cuando sales por la puerta, un suspiro invade el vacío que dejas y a mi organismo le faltan latidos.

Ahora estoy tumbada en la cama, con miedo a cerrar los ojos y ni siquiera verte así. Ojalá que pudieras entender lo que siento y ojalá yo pudiera explicartelo, pero una vez lo hice, entregue todo por nada y acabé no sé dónde y siendo no sé qué. Supongo que lo haré, que el corazón acabará alzando la voz de mi interior y hará eco en tu vida. 

lunes, 7 de noviembre de 2016

Completamente tuyo.

Aún no he sabido
ni cómo,
ni cuándo,
ni por qué.

Aún no he sabido
decidirme entre
juntos estar
o juntos ser.


Otro salto al vacío,
lo acabo de sentir.
Tenemos que ser
si no queremos 
morir.

Suspiro,
tu nombre vuelve,
te siento
y estás tan lejos.

Tengo que hacerlo,
decirlo.
Si no, me quemara;
si no, no.

Aún no he sabido
ni cómo,
ni cuándo,
ni por qué.

Pero las cosas,
como las personas,
son lo que son.
No se cambian
así como así.

No se borra un
te quiero
así como así.

No se borra este
te quiero,
que aún no sé
ni cómo,
ni cuándo,
ni por qué;
pero es
completamente
tuyo.


martes, 1 de noviembre de 2016

Madrid contigo.

Madrid anocheció con la luna llena tras la ventana de tu habitación, el sonido de los coches era imperceptible al lado del sonido de tu respiración que, agitada, entrecortaba tus palabras: "Te quiero". No sé cuántas veces mordiste tu labio inferior, pero sí sé que cuando lo hacías todos los semáforos se ponían verdes y parar era cuestión de ganas, ganas que ninguno de los dos tenía. Seguías, entonces, mirándome fijamente, dibujándome y sonriendo a cada poro de mi piel. Yo, acompañaba a tu respiración, acariciaba tu pecho con mis manos y besaba cada centímetro de tu cuello. 

Madrid amaneció con un sol radiante en un cielo despejado, las calles llenas de personas, pero sin vida. Ella estaba encerrada en nuestras cuatro paredes, la vi cuando abriste los ojos a mi lado y tus labios se curvaron hacía arriba. Te acaricé el rostro y lo besé, como si no lo hubiera hecho antes. En seguida me abrazaste, respirabas suavemente, pero podía sentir tu corazón latiendo a toda velocidad: "A partir de ahora cualquier amanecer perderá su sentido si no estás a mi lado". Cogí tu mano y la besé, me apoyé en tu pecho mientras nuestras manos habían encajado completamente, como nosotros lo hicimos. Lo cierto es que no solo los amaneceres perderían sentido, todo en el mundo lo haría, hasta yo lo perdería sin él. Suspiré intentando asimilar la cantidad de poesía que se había escrito en esa habitación en apenas ocho horas.

- ¿En qué piensas, petita?
- Si te vas dejarás un vacío en mí que será inasumible.
- Yo no quiero irme de tu lado, la vida sin ti es...- se muerde el labio- No es. La vida sin ti no es.

miércoles, 26 de octubre de 2016

Ser para amar, amar para ser.

Te he mirado como si no te hubiera mirado cientos de veces antes, como si fuera la primera vez. ¿Para qué?, te preguntarás. Para poder vivir de nuevo aquel día en el que el universo alineo todos sus astros para decirme que la vida no siempre era tan hija de puta. Así descubrí tu luz, tus ganas, tu vida. Escondías tanto tras tu sonrisa que cuando la vi supe de dónde venia el dicho ese de que "cada persona es un mundo". Lógico, porque lo que había tras ella era un mundo, un mundo único, en el que estaría dispuesta a pasar el resto de mis días. Desde entonces te miro de nuevo, para volver a ver ese mundo y planear distintos caminos para llegar a él. Pensar en un plan estratégico para que nuestras sonrisas colapsen y dos mundo puedan unirse, formando así un poco más de vida. 

Buscarnos, descubrirnos, conocernos y amarnos. Ser juntos para hacer del "imposible" una simple palabra existente para aquellos que no intentan la cosas, que desaparezca de nuestros diccionarios, que no nos separe, que no nos rompa. Ser y vivir como si la vida sin un nosotros fuera muerte.

domingo, 16 de octubre de 2016

Un nosotros mortal.

- Comprendo porque no hay más gente como tú y, es que, si la hubiera al mundo no le cabría tanta vida. Si yo te dijera lo que pasa cuando pasas tú no serías capaz de volver a mirarme. Contigo suceden cosas extraordinarias, el otro día, por ejemplo, se hizo la paz en el mundo cuando sonreiste. No son alucinaciones mias, te lo juro. Se hizo la paz y todo parecía ser distinto.

- No digas tonterias, va. 

- Te da miedo, ¿verdad?

- Si todo fueram más fácil, nada podría pararnos. Lo que sientes es, probablemente, lo más bonito que ha sentido alguien por mí en mucho tiempo y quiero darte lo mismo. Quiero hacerte poco a poco y crear así un nosotros, pero hay demasiada vida entre nuestras manos como para poder soportarla.

- El amor a veces también mata.

- Y yo quiero que vivas, pequeña.


sábado, 15 de octubre de 2016

Entre tus manos, mi vida.

Una vez juré no volver a creer en imposibles, pero cada vez que hundo mi mirada en tus ojos, todo, absolutamente todo, se vuelve posible y real. Es lógico, eres tú y no hay nada más real. Me digo que no te quiero, porque no puedo hacerlo ni quiero, pero cuando te paras frente a mi y nuestras miradas permanecen atentas entre ellas y no hay nada alrededor, porque para nosotros no existe nada más; cuando eso ocurre, cualquiera querría quedarse en ese instante porque no hace falta nada más que estar contigo para sobrevivir en este mundo.

Siempre había pensado que para que alguien fuera feliz necesitaba muchas cosas y por ello la felicidad era un utopía. Luego de haber compartido contiho un trozo de vida, he descubierto que para ser feliz no hace falta mucho. Solo haces falta tú, aunque quizás, pensándolo bien, si que es mucho. Mucho para mí.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Chico marino.

Chico de ojos marinos, no puedo soportarte más. Vas a hacer volar mi corazón por los aires, no puedes dejarme sin aliento y atraer con tanta fuerza a mi mirada, haciendo que todo lo que haya a nuestro alrededor no exista. Eres tan intenso que cuando, simplemente pasa por mi lado, siento como si me hubieras hipnotizado; porque en el fondo lo has hecho. Desde el primer día en que coincidimos esa fuerza me llevaba a ti, como si nos conocieramos desde siempre. Supongo que esas cosas pasan y cuando pasan son geniales, fue genial y lo sigue siendo cada vez que nos cruzamos y la tierra cambia su sentido de giro, haciendo que el tiempo dure un poco más y luego todo vuelve a su normalidad. 
Es el momento y su magia, tus ojos siendo agua y yo queriendo ser orilla. Tu sonrisa tímida y la mia nerviosa, como para unirnos y que la vida no soporte tanta felicidad junta. En fin, chico de ojos marinos, otro imposible en mi vida y yo, aquí, con tantas ganas de ti.

Montaña rusa.

A veces crees que estás volviendo y, en realidad, lo que pasa es que siempre has estado ahí. He estado pensando durante tanto tiempo que nos habíamos perdido que ahora que he visto que no, me has descolocado todo. Aunque bueno, aunque nos hubieramos ignorado me habrías descolocado todo. Hay cosas que por mucho que quieras, no pueden cambiar y las ganas de hacerte feliz superan las ganas de estar feliz. Triste pero cierto, como siempre. Por mucho que hayas aparecido y todos mis sentimientos hayan salido a la superficie, como hacía tiempo que no lo hacían, me he dado cuenta de muchas cosas buenas: la primera, que los dos hemos querido seguir adelante y volver a la normalidad, además de que ninguno tiene rencores y, lo mejor de todo, seguimos conociendonos tan bien como siempre. Creo, que en el fondo, ha sido lo que más ha dolido, saber que después de todo sigues siendo tú la persona que mejor me conoce.

Después de esta montaña rusa que ha sufrido mi cuerpo al verte, nos hemos fundido en un abrazo. Podría decirte que he tenido ganas de quedarme ahí, decirte que, como siempre, el corazón iba a estallarme. Pero no es cierto. Lo necesitaba, no ha sido hasta que ha ocurrido que me he dado cuenta, pero no porque te echara de menos, sino porque necesitaba sentir a alguien a mi lado, notarlo y transmitirnos fuerza y ganas, qué al fin y al cabo es lo que todo el mundo necesita. Lo que tú también necesitabas.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Si solo soy feliz cuando está abierta tu puerta.

Aún recuerdo aquel día, parecía que aunque la vida no nos sonriera mucho nosotros sí lo hacíamos y, es que, era tan bonito el reflejo de tus dientes en mis púpilas. La curva de tus labios me herizaba la piel, aun sabiendo que yo no era la causa de ella. Nunca me he sentido igual desde que nos hemos perdido y, a lo mejor, nunca vuelvo a hacerlo. Seguro que no, porque contigo me sentía yo, me sentía completa, algo irónico siendo tú quien me ha vacíado. El caso es que aún recuerdo ese día, sobretodo porque temblaba como nunca, nada raro siendo tú quien estaba enfrente. Quise despedirme de ti, dándote otro cachito de mí; pero sé que no lo hice bien, sé que no me fui y no hay peor despedida que aquella que no hace más que alargarse. Pero cómo iba a querer despedirme de ti, cómo alguien va a querer no estar a tu lado. Contigo todo cobraba sentido, hasta yo parecía entenderme, pero ahora, ya lo ves, renuncio a ti, le quito un poco de luz a mi vida y sigo como si no me estuviera desangrando. No es fácil porque parece que tu nombre me tira marcha atrás, los recuerdos me piden que vuelva y es díficil ignorarlos cuando te echo de menos.

Quiero creerme cada vez que me digo que me has decepcionado, pero lo cierto es que después de todo he sido yo la que me he decepcionado. Sobretodo cuando no supe renunciar a ti y solo miré por mí, te puse entre la espada y la pared, cogiste la espada, me apuntaste y dijiste; se acabó. A nadie le he dicho lo que ha supuesto para mí todo este tiempo sin ti, porque no quiero admitir que, aunque hayan habido resultados buenos, lo he pasado realmente mal, como nunca antes; te necesitaba, porque siempre habias puesto toda tu confianza en mí y necesitaba seguir teniendo a alguien que me hiciera confiar en mí misma, pero tú no estabas y sentía la soledad dentro de mí, me buscaba y no me encontraba. Quería mirarme por dentro, no había nada y tú seguías sin aparecer. Ya no te importaba lo rota que pudiera estar, el dolor que pudiera haber en mí, porque ya no te importaba. Creo que no ha habido golpe más duro que aquel que sentí cuando te miré a los ojos y no pude reconocerte, porque fue como si nunca hubiera llegado a conocerte de verdad, como si todo el tiempo atrás hubiera sido una mentira. De algún modo u otro tenía que seguir adelante sin ti, pero es que me sentía tan culpable por todo que una parte de mí me decía que no lo merecía; luego comprendí que aunque yo hice cosas mal, tú también y, además, tú parecías estar mejor que nunca. Y me rompías cada vez que nos veíamos e ignorabas mi presencia y reías como antes solías hacerlo conmigo, pero seguía sin importarte el daño que pudieras causarme y tenerte enfrente era un infierno real. Lo sigue siendo, aún sabiendo que como mejor estamos es sin estar.

 Puede que merezca la pena volver, solo por odiar un poco menos el mundo.

Si solo soy feliz cuando está abierta tu puerta.

Aún recuerdo aquel día, parecía que aunque la vida no nos sonriera mucho nosotros sí lo hacíamos y, es que, era tan bonito el reflejo de tus dientes en mis púpilas. La curva de tus labios me herizaba la piel, aun sabiendo que yo no era la causa de ella. Nunca me he sentido igual desde que nos hemos perdido y, a lo mejor, nunca vuelvo a hacerlo. Seguro que no, porque contigo me sentía yo, me sentía completa, algo irónico siendo tú quien me ha vacíado. El caso es que aún recuerdo ese día, sobretodo porque temblaba como nunca, nada raro siendo tú quien estaba enfrente. Quise despedirme de ti, dándote otro cachito de mí; pero sé que no lo hice bien, sé que no me fui y no hay peor despedida que aquella que no hace más que alargarse. Pero cómo iba a querer despedirme de ti, cómo alguien va a querer no estar a tu lado. Contigo todo cobraba sentido, hasta yo parecía entenderme, pero ahora, ya lo ves, renuncio a ti, le quito un poco de luz a mi vida y sigo como si no me estuviera desangrando. No es fácil porque parece que tu nombre me tira marcha atrás, los recuerdos me piden que vuelva y es díficil ignorarlos cuando te echo de menos.

Quiero creerme cada vez que me digo que me has decepcionado, pero lo cierto es que después de todo he sido yo la que me he decepcionado. Sobretodo cuando no supe renunciar a ti y solo miré por mí, te puse entre la espada y la pared, cogiste la espada, me apuntaste y dijiste; se acabó. A nadie le he dicho lo que ha supuesto para mí todo este tiempo sin ti, porque no quiero admitir que, aunque hayan habido resultados buenos, lo he pasado realmente mal, como nunca antes; te necesitaba, porque siempre habias puesto toda tu confianza en mí y necesitaba seguir teniendo a alguien que me hiciera confiar en mí misma, pero tú no estabas y sentía la soledad dentro de mí, me buscaba y no me encontraba. Quería mirarme por dentro, no había nada y tú seguías sin aparecer. Ya no te importaba lo rota que pudiera estar, el dolor que pudiera haber en mí, porque ya no te importaba. Creo que no ha habido golpe más duro que aquel que sentí cuando te miré a los ojos y no pude reconocerte, porque fue como si nunca hubiera llegado a conocerte de verdad, como si todo el tiempo atrás hubiera sido una mentira. De algún modo u otro tenía que seguir adelante sin ti, pero es que me sentía tan culpable por todo que una parte de mí me decía que no lo merecía; luego comprendí que aunque yo hice cosas mal, tú también y, además, tú parecías estar mejor que nunca. Y me rompías cada vez que nos veíamos e ignorabas mi presencia y reías como antes solías hacerlo conmigo, pero seguía sin importarte el daño que pudieras causarme y tenerte enfrente era un infierno real. Lo sigue siendo, aún sabiendo que como mejor estamos es sin estar.

 Puede que merezca la pena volver, solo por odiar un poco menos el mundo.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Abracadabra.

- ¿Si hay truco dónde esta la magia?
- Contigo.


No hay mago,
ni espectaculo.
Estás tú
y el resto del mundo
no importa.

No hay varita,
ni conejo en la chistera;
solo dos corazones
y no son de una baraja.

Adivinas mi As
de trebol
de cuatro hojas
y sigue sin haber
truco.

Es la magia
del destino;
la suerte
de nuestro lado.

Las cartas
sobre la mesa,
la chistera
en la cabeza.

Yo sin trucos
y tú
con tanta magia.
 

jueves, 1 de septiembre de 2016

Es algo que llevamos dentro.

"Qué caras más tristes", dice la canción. Otra vez tú, siempre tú. Con cada canción, en cada pelicula, en cada sueño, en cada rincón: tú. Y la misma pregunta de siempre, ¿qué nos ha pasado? Porque la sinceridad no lo arruina todo, quizás a veces lo complica, pero tú y yo es lo unico que siempre hemos tenido. Yo te quería, yo te quería hacer, yo te quería hacer feliz. Me cuesta decirlo porque no sé cómo una persona tan rota, como yo lo estaba, podía creerse capaz de hacer feliz a alguien; pero una vez lo creí. Porque, también es cierto, que una vez lo fuimos. ¿Acaso no te gustaba cuando te robaba cualquier cosa y me sonreias sabiendo que había sido yo? ¿No te gustó mi fallido intento de flotar en el agua? ¿me estás diciendo de verdad que no te gustaba verme llorar y ahogarme de la risa? ¿me estás diciendo que no hemos tenido momentos increibles? Si es así, entonces ya me toca aceptar que todo este tiempo atrás ha sido una mentira, que te he tenido enfrente pero no eras más que un fantasma, que has sido mi punto de apoyo cuando no hacia más que caer pero no querías salvarme. Si es así, si todo fue fruto de mi corazón, no quiero verte nunca más. Pero si todo lo que he dicho aquí es la mentira más grande que has oído: llámame, siéntate enfrente de mí y pídeme perdón. Aparquemos a un lado los malos royos, sigamos con nuestras vidas y que cuando nos crucemos no tengamos que evitar nuestras miradas avergonzándonos del daño que, sin querer, nos causamos.

viernes, 26 de agosto de 2016

Cambiar es crecer.

Me he estado planteando la posibilidad de que nunca pueda dejar de escribirte, porque si antes te llevaba dentro, ahora el doble. Ahora ya estás enterrado. Además, siempre he escrito sobre todo lo que no tenía; y ahora, como antes, no te tengo. En el fondo, una parte de mi te agradece el daño que me has hecho, porque me ha hecho darme cuenta de que no solo estás tú. Que hay alguien más a quien quiero hacer feliz, alguien que cuando sonrie sé que merece la pena, alguien que sabe sacar lo mejor de mi y lo peor. Antes de ti yo era otra, mi vida era otra; después de ti soy otra, mi vida es otra. Y nunca antes había amado tanto los cambios, me aterraban, porque sabia que cualquiera de ellos iba a sacarte de mi vida; pero ahora mismo, contigo ya fuera, sé que no hay nada mejor que cambiar. Porque cambiar es crecer, explorar, conocer. Cambiar es decidir, es dejar de esperar a que pase algo y hacer que pase algo. Te fuiste y supe que habia estado toda mi vida malgastando mi respiración a tu lado, creyendo que eras tú quien me hacia respirar. Pero qué quieres que te diga, estoy empezando a respirar al lado de alguien que, no es que me de vida, sino que quiere que viva. Y eso es mucho más de lo que alguna vez te pedí.

martes, 23 de agosto de 2016

Darnos por perdidos.

Ya no estás aquí
y me ha tocado seguir adelante.
Al menos creer
que se puede seguir
después
de ti.

Aunque
cualquiera que haya visto
tu sonrisa
sabe que ya no queda
nada más
por ver.

Pero tú,
que nunca quisiste creerlo,
creerte,
quererte;
seguiste
con tu maldita manía
de querer
lo mejor para mí.

Distanciandote
como si nunca
hubieramos estado
completamente
unidos.

Y es jodido,
eres jodido;
vienes,
te sientas y dices:
"Te va a ir muy bien".

De repente
todas mis heridad abiertas
y el dolor
más que doler:
mata.

"Encontrarás a alguien",
continuas.
Y sigues sin entender que
no voy a encontrar
porque dejé de buscar
el día en que te vi reir
y paraste mi corazón
por primera vez.

"Esto nos viene bien"
¿A quién intentas engañas?
Como si te pudiera olvidar
después de haber sido
mi médico de males.

Entiendelo
de una vez por todas:
Eres tú,
no me irá bien;
no me irá si te vas.

Pero
no quieres darte cuenta
del amor que hiciste crecer
en mí.

No quieres darte cuenta
de que lo peor
de perdernos
fue darlo todo
por perdido.

domingo, 14 de agosto de 2016

Tú que formarás parte de mí aunque no estés a mi lado.

Nunca aprendo la lección completa, por eso hoy sigo echandote de menos. Lo veía venir, es lógico porque nunca se fue del todo, pero no lo quiero. No quiero quererte, no quiero estar enamorada de ti, no quiero echarte de menos, no quiero no poder tenerte. Eres lo más bonito que tiene el mundo y no puedo cambiar eso. Cuando te tengo enfrente, cuando escucho tu nombre, cuando estás en línea, tendrías que estar escuchando mi corazón y las anomalías de su ritmo cardíaco.

No tengo ni idea de cómo después de tanto tiempo sigo queriendo hacerte feliz, sabiendo que no puedo. Pero bueno, eso es algo que nunca me voy a perdonar. Quiero salir de esto, de ti; pero no puedo. Me he acostumbrado a que seas tú quien ocupa mi mente. Sé que es mi culpa, porque yo permití que me eclipsaras tan solo con decir mi nombre. Pero, es que, no tienes ni idea de lo bonito que suena con tu voz, de lo bonito que es todo cuando lleva algo tuyo. Es tu forma de hacer todo, lo que me mantiene viva y me mata a la vez. Tu forma de perdonarme y no volver a mirarme como lo hacias antes.

No estoy donde siempre,
pero si quieres volver,
volveré contigo.

viernes, 29 de julio de 2016

Supongamos que dejamos de suponer.

Supongamos que ya no te quiero nada, que si ahora vinieras para decirme que quieres dar la vuelta al mundo de mi mano yo me lo pensaría dos veces. Supongamos que tu nombre me produce indiferenia, que no quiero saber de ti, que ya no me importa lo que te pase o te pueda pasar. Supongamos que tú ya no eres nada ni nadie para mi. ¿Estarías bien así? Si fueramos completos desconocidos, si nos cruzaramos por la calle y no supieramos ni quienes somos. Suponlo, de verdad, piensa en lo que sería de nosotros si nunca se hubieran cruzado nuestros caminos.

Suponlo tú, porque yo ya lo he hecho demasiadas veces y qué quieres que te diga. Tengo muy claro que hoy soy cómo soy por lo que hice ayer, pero lo que me ha hecho llegar hasta aquí siendo como soy has sido tú. Has sido lo más importante en mi vida, sentimentalmente hablando. Me has cambiado para siempre, me has quitado todos mis miedos y me has hecho querer luchar por lo que realmente quiero. No puedo suponer nuestra inexistencia, espero que tú tampoco puedas porque sabes tan bien como yo que hoy somos como somos por lo que nos hemos hecho.

Y sí, lo sé, siempre hemos tenido nuestros más y nuestros menos, y ahora solo parece que tenemos menos, pero estoy segura que si algo le pasara a alguno de nosotros, al otro se le partiría el alma. Últimamente las cosas no estan bien, lo sé, pero podemos volver a ser lo que fuimos, incluso mejor que antes. Ahora que ya no hay dolor, ni reproches, ahora que solo puedo verte como la persona que me ha construido. Porque sí, si vinieras a cogerme de la mano, me descolocarías pero no me iría contigo. Porque hay cosas que no pueden ser, cosas que no estan hechas para uno. Tú no estás hecho para mí, aunque ahora solo busque a alguien que se parezca a ti, que sepa abrazarme como tú y besarme en la frente tranquilizandome de la misma forma; alguien que sepa cualdo decirme que todo irá bien y cuando decirme que estoy bastante jodida. Aún no ha habido suerte, pero creo que no se trata de buscar sino de encontrar. Al fin y al cabo, yo nunca te busqué.

jueves, 21 de julio de 2016

Después de ti, tú.

A lo mejor aún no es demasiado tarde para decirte que, aunque no te este esperando, siempre voy a estar preparada para cuando vengas. Entonces podré decirte que es una pena que las cosas hayan sucedido así y que ahora ya ni siquiera podamos decir quiénes somos. También es una pena saber que todo lo que mereces lo tengo guardado en un cajón que cualquier día de estos estalla y entonces sí que estaremos jodidos, porque ese cajón esta lleno de todos esos besos que nunca te di, pero siempre mereciste; abrazos que te pertenecen por sonreír cuando todo a tu alrededor se desmoronaba; todas esas caricias para hacerte ver que nunca has estado solo y que nunca lo vas a estar; un montón de cosas que para ti no significan nada.

Qué quieres que le haga, si todo eso te pertenece, si sigues siendo tú la persona a la que quiero coger de la mano y llevarla a un rincón perdido de cualquier ciudad para mirarle a los ojos y decirle que es la única persona por la que estaría dispuesta a vivir y la única que seria capaz de matarme.

Y qué quieres que le haga
a este paso
voy a morir.

viernes, 24 de junio de 2016

El reencuentro.

Ahí estas tú,
todo se ha vuelto negro,
no hay razones en mi interior,
soy toda grietas,
pero ahi estás
tú.

Qué decirte,
después de todo
yo que deseaba que me buscaras
me he encontrado.

Y aunque ya no
estás ahí.
mi reconstrucción
es la causa de una sonrisa.
Una que
ya no
lleva tu nombre.

Porque ayer,
hoy,
y probablemente,
mañana,
esa sonrisa,
solo pueda verla
en un espejo.

Por dejar de buscarte,
acabé encontrandome
y hoy sé
que nunca supimos
dónde estabamos.

Y, así,
acabamos perdidos.

lunes, 13 de junio de 2016

El mundo es nuestro.

Para poder comprender por qué hay cosas que nunca acaban, he de hablaros de él.

Es la causa de cualquier terremoto de mi cuerpo cada vez que siento sus dedos acariciando mi piel. Son mis ganas de morir en sus caderas cuando clava sus pupilas en las mías. Las ansias por morder sus labios cada vez que sonríe. Morder, morderle, mordernos, perdernos. Causantes de una tercera guerra mundial entre dos cuerpos que estallan como una bomba atómica, llevándose por delante miles y miles de vidas, sin importarnos nada más que llegar muy lejos. Luego, una vez hecho el desastre, fruncimos el ceño y preguntamos por qué, otra vez nuestras pupilas en contacto y comienza el ciclo de siempre.

Rincones escondidos en nuestros cuerpos, callejones sin salida, te quieros inevitables. Dos locos en acción, buscando cordura en la mayor locura jamás cometida. Nosotros que prometimos tener cabeza, la perdemos para perdernos y encontrarnos tras el juego de nuestras lenguas.

Él tan pólvora y yo tan mecha, siempre que nos unimos, estallamos y nos rompemos en miles de pedazos que siempre nos llevan al mismo lugar para empezar de nuevo el mismo juego de siempre. Con las mismas ganas y las mismas razones, el mundo gira a nuestro compás.

domingo, 12 de junio de 2016

Quiero seguir contigo.

- Nunca creí que llegaríamos hasta aquí.
- Ya, todo lo que querías que no pasara ha pasado.
- ¿Qué quieres decir con eso?- Sus palabras has atravesado mi pecho como cuchillos.
- No sé, tus acciones han de acompañar a tus actos.
- ¿Y no los han acompañado?- Dije llena de rabia, mientras el alzaba sus hombros ignorando una respuesta.
- ¿Qué hicimos para merecer esto? ¿Qué hicce?- Le pregunte resignada.
- Quererme.
- Quererte no ha podido traer tantas guerras.
- En el amor no hay un punto medio: juntos o separados.
- Sí que hay punto medio, hemos estado todo este tiempo en ese punto.
- ¿Quieres seguir ahí?- clavó, por primera vez después de tres meses, sus pupilas en las mias.

Fueron unos segundos eternos en los que un nudo vino a mi garganta y se me olvidó cómo articular cualquier palabra mientras no dejaba de mriarme. Cogí aire:

- Quiero seguir contigo.

Tras estás palabras que no sé cómo fui capaz de pronunciar, él me agarro el brazo atrayéndome hacia él y me abrazo. Cómo explicarlo si entre sus brazos no hay espacio para razonar, solo para sentir. Es como si pones tu canción favorirta a todo volumen, cierras los ojos y te dejas llevar por su ritmo. Él te abraza y no ha de pasar nada más, porque en ese momento esta pasando todo y la vida no es más que respirar en su pecho.

sábado, 11 de junio de 2016

Mi moneda de doble cara.

Veo dibujado en el cielo un corazón y, de repente, tu nombre en mi cabeza. Llámalo casualidad, llámalo destino, llámalo como quieras, pero llámalo. Porque las cosas son como son y todo cambia de repente, como nosotros. Pasamos de ser todo a ser nada, de ser nada a ser todo, como si fuesemos una montaña rusa. Seguramente lo seamos, si no no sabria explicar la adrenalina de mi cuerpo.

- ¿Sabes? Contigo todo me resulta distinto, mejor.

No respondes, me medio ignoras y sonríes. Sé que pensarás que estoy loca, no lo niego, pero eres tú la causa.

- Eres como una moneda de doble cara.
- ¿Cómo?
- Cuando tienes una moneda de doble cara, tienes que jugarte todo a cara, entonces nada puede  salir mal.
- ¿Y yo soy como una de esas?
- Sí porque contigo nada va mal, me la juego todo a ti y no hay ninguna forma de que algo vaya mal.

Otro silencio, como siempre que alguien dice demasiado.

lunes, 6 de junio de 2016

You fixed me.

Volver a estar entre tus brazos me ha resucitado. No sé cómo lo haces, pero siempre lo haces. Tenemos la habilidad de decir todo lo que no nos atrevemos a través de un abrazo, tienes la capacidad de arreglarlo todo con un simple abrazo. Dejandome acurrucar mi cabeza en tu pecho, atrayendome hacia ti y besando mi frente, creo que nunca antes me había sentido tan viva. Nadie es capaz de hacerlo, excepto tú. Por eso eres mi excepción favorita a todo. Por eso y porque todavía no he encontrado ninguna sonrisa que me haga perderme como lo hace la tuya y ya sabes que me encanta perderme y más si es en ti. Por eso mientras me abrazabas me he transportado a otro mundo, uno en el que solo existiamos tú y yo y he llenado el momento de magia, para que así no se me olvide nunca. Aunque no necesito magia, yo nunca olvido nada contigo. Es imposible borrarte de mi cabeza, sobretodo cuando no paras de reír. Eres tan jodidamente increíble que no sé cómo decirte que si el mundo estuviera lleno de gente como tú lo único que habría sobre la tierra sería paz. Porque solo tú puedes arreglar lo más difícil: un corazón. 

sábado, 4 de junio de 2016

Las dos malditas palabras de siempre.

No sé qué me esta pasando, pero todo lo que juré haber dejado de sentir está volviendo a mí. Siento como mi corazón vuelve a encogerse cada vez que pasó por cada lugar en el que estuvimos juntos. Y han sido tantos... Y hemos sido tanto. Es inútil quererte, es tirar millones de te quiero a la basura. Al menos así es como tú y el resto del mundo lo vereis. La realidad es muy distinta, cualquier te quiero que te dedique a ti es el te quiero más grande y más real del mundo. Creeme cuando te digo que eres lo más bonito que me ha podido pasar, porque es imposible que no lo seas. Es imposible desengancharse de tu sonrisa y no fui consciente de los mucho que la echaba de menos hasta que la volví a ver. Hasta que hiciste ese gesto que tantas veces me habias dedicado, inclinando la cabeza y sonriendo, supongo que fue entonces cuando todo volvió a mí. Eres una persona increíble y no puedo ser contigo si no te quiero, si yo desde el primer segundo en que entraste en mi vida ya estaba dispuesta a darlo todo por ti, como voy a poder ahora no hacerlo. Ya te lo he dicho más de una vez, yo la felicidad solo la he saboreado en momentos vividos contigo.

Lo único que realmente quiero es que entiendas que lo mínimo que puedo hacer es decirte y recordarte lo bonito que eres, por dentro y por fuera. Que lo único que puedo hacer es quererte y desearte, pero nunca, nunca tenerte. Por eso lo que más me jode es que tengo tanto, siempre he tenido tanto que darte que no sé dónde meterlo y me está consumiendo. Es tu magia, estoy segura de ello, me haces perder la cabeza, las manos, los pies, hasta el corazón. Es tu magia, si no dime cómo fue posible que deshicieras en cinco minutos todo lo que creía haber conseguido en tres meses, porque esto lo has hecho cuatro veces en cuatro años. 

Necesito decirtelo, y es que siento como me aprisiona el corazón queriendo salir, las dos malditas palabras de siempre:
Te quiero. 

Si de amor ya no se muere, yo sin ti no viviré.

Hoy te he visto. Después de tres meses parecía todo tan normal, como si entre nosotros no hubiera habido ninguna guerra. Has venido y me has dado dos besos, ojalá todo esto no hubiera sido tan forzado. Estoy haciendo lo de siempre, engañando a todo el mundo e intentando engañarme a mí, pero ahora mismo son las 3 y 10 de la mañana y estoy luchando muy fuerte conmigo misma por no llamarte y decirte lo mucho que te echo de menos y, sobretodo, lo mucho que te quiero. Hemos intentado todo lo posible para olvidarnos, para que yo pudiera olvidarme de ti y nada, absolutamente nada ha funcionado. Me jode saber que voy a quererte hasta el dia en que me muera. Porque podemos estar meses e incluso años sin hablar, pero vuelves un día cualquiera y vuelves a poner mi corazón patas arriba y mi vida revolucionada. 

Dicen que de amor todavía no se ha muerto nadie, pero yo voy a acabar muerta de tanto quererte. No sé por qué pero todo lo bonito de mi vida quiero compartirlo contigo. Quiero crecer contigo, cuidarte y formar parte de ti. Sobretodo esto último, porque sé que ya no formo parte de ti. Eres tú, es que no hay otra explicación. Solo sé que estoy queriendo de verdad cuando te tengo alrededor. 

Te juro que he hecho todo lo que he podido, pero olvidarte es imposible. Siempre, siempre vuelves. Y cuando te vas, nunca te vas del todo. Me encantaría poder decirte todo esto, pero ya no puedo estropear más las cosas. Espero que un día seas capaz de perdonarme, porque yo no lo seré. Te quiero. Te quiero muchísimo y te echo tanto de menos que un día va a estallar mi corazón y esa será la única forma de dejar de quererte: morir.

miércoles, 1 de junio de 2016

Cenizas de la eternidad.

Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que tuvimos una conversación. Una conversación de verdad, sin reproches ni rencores y con ganas de no dejar de hablar.

Sé qué hice mal, solo quiero arreglarlo porque esta situación, por mucho que diga que no, me supera. Hemos compartido tanto, he sentido tanto por ti, he querido darte tanto que ahora este silencio es todo lo contrario a lo que siempre quise. Puede que no tenernos sea lo mejor y que ahora sea cuando nos estamos haciendo más bien que mal, pero en el fondo sé que no. Tú lo sabes mejor que nadie, que hay cosas que solo tú y yo entendemos, que sigo sabiendo lo que pasa por tu mente y sé que sigues viendo mi estado de ánimo en mis pupilas. Porque hay cosas que no se olvidan ni se borran, también personas.
Ojalá nosotros.

Entrar para no salir.

Cuando empiezas a escribir sobre alguien, sabes que esa persona cuando salga de tu vida dejará todo en ruinas. Sé que vas a arruinarme, que voy a quedarme en nada, pero es imparable. Nos quedaremos en nada, pero tú seguirás intacto y yo volveré a resignarme.

Lo malo de este "nosotros" es mi forma de vivirlo todo contigo, porque no dejo de compararte con él. No sé por qué, bueno en verdad sí. Lo que pasa es que hay algo en mi interior que me dice que solo he sido capaz de quererle a él y que si alguna vez quiero a alguien más, lo que sienta tendrá que parecerse a eso. Lo que me jode es que se parece, es que espero que suene mi móvil y seas tú cada segundo del día, que no dejo de pensarte y lo odio y me odio por volverme a tropezar con otra piedra.

Porque tengo millones de cosas que decirte. Porque me gustaría hacerte feliz o al menos intentarlo, quererte como mereces que te quieran y entrar en tu vida y marcarla, grabarte mi nombre a fuego en el pecho, si es que creo que solo podría entrar en tu vida para no salir.

lunes, 16 de mayo de 2016

Then I jump.

Suena muy precipitado, pero eres el aire fresco que necesitaba en vida. Suena muy precipitado, pero ahora solo quiero si querer es contigo. No puedo decirlo, no quiero decirlo, pero en mis adentros hay una voz, una voz gritando tu nombre. Hoy he descubierto que el mundo podría pararse y ya no me importaría. Creo que me has lanzado dardos directos al corazón. Y ojalá no maten, ojalá solo se hayan clavado para hacerte eterno. Porque siendo sincera tú, que apareciste sin más, te has clavado en mi. Ya sé que es muy precipitado y muy raro, que sin haber sido, sin haber estado, ahora solo quiera que seamos y estemos. Pero supongo que es lo que tiene las personas con magia. Yo que me creía incapaz de volver a enamorarme, ahora sé que cualquier cosa puede pasar si tú estás a mi lado.

Todo esto es muy precipitado
y ojalá no acabe siendo un precipicio,
por el que saltar
y morir de nuevo,
en vez de volar.

domingo, 15 de mayo de 2016

Baile de corazones.

Él era cariño, cada vez que tenía que agradecer algo venía y me abrazaba. Él era canción y no podías parar de cantarla nunca. El era playa y yo la chica de su orilla, esperando que subiera la marea y acabara empapándome por completo. Él era su forma de saber si estaba mal solo con mirarme a los ojos. Él era el típico sueño inalcanzable que todo el mundo tiene en su vida para darse cuenta de que no todo se puede tener. Pero también era sueño, porque nunca parecía real.

Él era amistad, siempre me escuchaba atento e intentada darme la mano para levantarme una vez tras otra. Él era corazón y todo lo que hacia se lo dictaba él. Él era increíble por muchísimas cosas. Tenía una forma de sonreír que ojalá pudiera verla el mundo entero para darse cuenta de que no son los tratados sino su sonrisa la que pone fin a las guerras. Tenía una forma de mirar que te hacia echar a correr por miedo a quedarte atrapada en sus ojos. Él era el que tenía mil y una razones para irse y siempre decidía quedarse. Hasta que le reproché que hubiera sido así y ya no volvió a ser conmigo.

Porque él era ese y nadie en su sano juicio sería capaz de echarlo de su vida. Excepto si te está matando, entonces has de hacerlo para poder vivir de nuevo. Y una vez vives de nuevo e intentas que las cosas sean igual que antes, ya no hay vuelta atrás.

Todo desparece.
Se esfuma.

Como si nunca hubiéramos sido juntos todo lo que tú eres. Como si nunca hubiéramos sido ca la canción número uno de nuestras vidas. Que a lo mejor no lo fuimos, no lo fui (eso seguro), pero sí que bailamos. Bailamos hasta decir basta, y bastó.

domingo, 8 de mayo de 2016

Ya nada volverá a ser igual.

Estoy tan acostumbrada a hablar de mí, de lo que siento, de mis miedos, de mi dolor. Siempre he mirado por mí, por seguir mi corazón, pero ¿y tú?

Lo sé, sé que no siempre fui consciente de que tú también estabas ahí con tus sentimientos y no los tuve en cuenta. Lo siento. Ojalá pudiera volver atrás y cambiarlo todo, solo por no estar como ahora. Creo que lo peor de todo es que te comprendo y que sé perfectamente por qué estás así. Es lo peor porque no puedo cambiarlo, porque yo para ti ya no.

Me siento idiota porque muchas veces te he reprochado que te distanciabas, pero ahora que sé que te has ido, también sé que en ningún momento te fuiste de mi lado. Por eso te voy a estar eternamente agradecida, porque poca gente habría hecho lo que tú. Fuiste muy valiente. Sé que parece que todo sea contradictorio, que un día te diga que no comprendo porque no te alejarse y que al otro te agradezca que no lo hicieras. Lo parece porque lo es, porque antes todo lo que sentía por ti era contradictorio. Pero ya no.

Joder, esta todo muy roto y no hay quien pueda arreglarlo. Sé que no tienes ningún motivo por el que confiar en mí, porque te he fallado. Pero yo nunca quise esto y creo que debes saber que todo es fruto de un malentendido. Un mensaje mal expresado, que nunca tendría que haberte llegado. ¿Qué puedo hacer?

Lo siento. Siento haberte jodido una vez tras otra, siento haberte querido, habértelo dicho, no haber parado cuando debí. Sé que no es justo, que no vale que siempre esté pidiendo perdón, porque nadie quiere tener en su vida a alguien que siempre este disculpándose, quieren tener a personas que nunca tengan que decir lo siento. Yo, por desgracia, no dejo de decirtelo. He hecho muchas cosas mal, sobretodo quererte y nada va a poder cambiar todo lo que he hecho, porque el pasado es imborrable. Tenemos que acabar con esto y elegir un camino definitivo , elegirlo ambos, siendo conscientes de que será para siempre. Sé que en el fondo he acabado chocandome con todo lo que siempre he buscado. Lo siento.

Ojalá, te lo digo en serio, un día decidas escucharme de nuevo y pueda explicarte que yo nunca, nunca he querido sacarte así de mi vida. Aunque haya acabado borrandote de mi corazón, habría preferido quererte solo a ti durante el resto de mi vida que escuchar como ya no tienes ganas de hacer nada que pueda tener relación conmigo.

También quiero decirte que soy gilipollas, no hay otra palabra mejor para definirme. Supongo que no te das cuenta de lo que significa perder, hasta que pierdes de verdad. Me da pena, me da rabia haberte perdido. Empecé a odiarme en cuanto me dijiste que no podías prometerme nada. Porque sé por qué lo hiciste, tu siempre cumples tus promesas... En cambio yo rompí demasiadas. ¿Cómo hago para darme cuenta de todo tarde? Siempre hago todo mal y tarde, como si después tuviera el poder necesario para arreglarlo. Pero yo, yo solo sé joder las cosas. Si no, mira todo mi alrededor, se está rompiendo.

Espero que algún día puedas perdonarme, desde enamorarme de ti hasta las dudas sobre ti que no hicieron nada más que acabar con nosotros.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Por si acabas leyendo este desastre.

Te he querido demasiado, por eso te he querido mal. Amor significa lo mismo aquí y en la otra punta del mundo, pero para mi "amor" significaba vivir contigo. Quererte siempre ha sido como un círculo, sin inicio, sin final. Era como ser consciente de que una vez hubo una puerta por la que entrar, pero a su vez, ser consciente de que esa puerta había desaparecido y ya no había vuelta atrás. Por mucho que siguiera caminando, siempre acababa en un punto donde ya había estado.

Supongo que creerás que como los círculos ni empiezan ni terminan, yo sigo hipnotizada por tu risa. Te equivocas, te estás equivocando tanto con todo esto, que estoy empezando a sentir indiferencia hacia ti. Quería escribir sin dirigirme a ti, escribir sobre ese dolor que piensas que es interminable, pero que un día de repente ves que hay alguien en tu vida dispuesto a ponerle fin al dolor, y ese alguien eres tú misma un martes cualquiera siendo consciente de que si alguien puede cambiar algo eres tú. Poniéndole ganas y queriéndote de verdad, acabas matando al dolor.

El caso es que acabo de decidir que voy a escribirte con la tonta esperanza de que acabes aquí, leyendo estas lineas, por si por una de aquellas resulta que no me odias tanto y aun quieres saber donde acaban todas esas palabras bonitas que en algún momento te dediqué. Así que necesito que leas atentamente:

       Estás equivocado. Crees que solo quiero decirte que te echo de menos y te necesito en mi vida, pero no. Eso no es cierto: no te quiero y no te necesito en mi vida. 

      No sé muy bien cómo hemos acabado en esta situación, no sé quien decidió irse, de hecho, empiezo a plantearme que lo hicimos a la vez. Pero poco importa el cómo. Estamos donde nunca quise que estuviésemos y hasta hace apenas unas horas me sentía culpable por ello, pero lo cierto es que es una decisión mutua. He intentado arreglarlo, pero has rechazado cualquier posible acercamiento. Te comprendo, incluso me atrevería  decir que lo merezco, pero la estás cagando. No por no hablarme, que para serte sincera es lo que menos me preocupa. Lo que pasa es que no distingues entre las personas que compartimos en nuestra vida y yo. El problema lo tienes conmigo, entonces dime ¿por qué acaba pagandolo también el resto?

      Es algo que no me incumbe. al fin y al cabo, es tu decisión. Pero me duele, es lo único que me duele. Pienso que todo esto no es necesario. Hemos vivido muchas cosas, buenas, bonitas, feas, malas. Pero hemos vivido, ¿acaso eso no es lo importante? Hemos hecho millones de cosas mal, como todo el mundo, pero nadie es culpable de nada. El que se enamora no lo puede controlar, es como una bestia interna que vive en un corazón y sale a la luz cuando se chocan nuestras pupilas. Quien enamora no tiene la culpa de ser la droga de la bestia. Pasó, te quise, me doliste, me jodiste y acabe jodiéndote. Puede que las cosas nunca puedan volver a ser lo que eran, tampoco quiero que vuelvan. Quiero empezar de cero contigo, tenemos que hacerlo. Por nosotros y por el resto. Tenemos que hacerlo porque el pasado no se borra, ni desaparece y si intentas huir siempre acaba cogiéndote. 

    Así que, aquí estoy. Curada y sana. Intentando no perder los papeles  por saber que la distancia entre nosotros, se está convirtiendo en la distancia de nuestros mundos, que queramos o no: están unidos.



viernes, 29 de abril de 2016

Culpable de haberte perdido, otra vez.

He llegado, como siempre tarde y mal y tú has pensado en que en realidad, yo ya no llego a ningún sitio sino que solo vuelvo de donde siempre he huido. No es así, sé que ahora mismo no tengo derecho a explicarte nada, ningún derecho a hacer algo contigo, porque no me lo merezco. En el fondo lo entiendo, cuando yo quise irme, lo hice sin dar explicaciones y reprochandotelo todo; mientras, tú te contuviste y permaneciste en silencio aceptando mi decisión. Ahora que parece que los papeles están invertidos, aquí estoy yo aceptando tu decisión.

En otras circunstancias me habría roto el hecho de por no querer cuando pude, no poder cuando quise, pero no me he roto. lo he aceptado como se aceptan los regalos: con una sonrisa bien grande aunque no hayan acertado. No todo tiene su explicación, pero esto la tiene, no se trata de suposiciones ni verdades a medias.

Yo te he querido hasta vaciarme de mí y llenarme de ti. Por eso  no he sabido vivir sin ser ciega, porque siempre he tenido la verdad delante de mi y yo he cerrado los ojos. Cuando quieres a alguien (me refiero a cuando querer pierde su significado si esa persona desaparece), si no es correspondido la vida se vacía, como una playa sin arena, un cielo sin nubes, como una tierra sin tierra. Y yo que te quise acabé olvidando que tú no lo hacías, olvidando que tú jamás podrías hacerlo. Siempre te reprochaba todo: que no hubieras sido claro con tus sentimientos, que hubieras actuado de tal forma y no de otra... Te culpaba de todo. Después me cansé de todo esto, de quererte, de no tenerte y decidí poner un punto y final. Lo puse de la peor forma.

Un mes después estoy de vuelta, pero con las cosas cambiadas. Es por eso que no vuelvo, sino que llego. Sé que no hiciste todo bien, pero sí la mayoría de las cosas. En cambió yo solo supe mentirme y echarte las culpas para alargar esta historia. Supongo que esperas que te diga que las cosas han cambiado, pero a mí las cosas me dan igual, he cambiado yo. Eso es lo que quiero decirte, que no soy la misma que se echaba a llorar por no poder tener lo que quería, Porque ya no tengo miedo, no me da miedo la vida sin ti, no me da miedo no poder querer a nadie más de lo que te he querido. El único miedo que tengo es no poder empezar de nuevo, tener que vivir para siempre con la culpa de haberte echado de mi vida para siempre. 

Y un para siempre sin ti,
dura demasiado tiempo.

martes, 26 de abril de 2016

Y de repente desperté.

Anoche te vi, parecías tan real. Estábamos los dos solos y me preguntaste si tenia algo que decirte. Yo me ponía a llorar y te miraba fijamente a los ojos. Volver a tenerte enfrente me hizo ser consciente de que lo echaba de menos. Ninguno apartó la mirada y yo no supe hacer otra cosa que agarrarte la cara y abalanzarme sobre ti, sobre tus labios. Tú seguías ahí. No decías que no, pero tampoco decías que sí (como siempre). Y volvía a besarte, deseando poder sentir ese beso, sentirlo en la vida real, no en un maldito sueño. Quería quedarme sin aliento, ahogarme y morir en tus labios. Creo que lo conseguí, porque de repente desperté con la respiración agitada, como si algo hubiera pasado. Y sí que había pasado, habías pasado tú, como siempre.

lunes, 18 de abril de 2016

La magia de la vida.

Podría dejar de escribirte. Porque sí, podría; pero entonces, escribir ya no tendría esa magia. Tendría entonces que reinventar un diccionario nuevo, con palabras desconocidas incapaces de recordarme a ti. Porque si no dime, ¿qué sentido tendría la palabra "amor"? ¿y "cielo"? ¿y "corazón"? ¿y "vida"? Todo esto ignorando todo lo que nos rodea, tendría que reinventar un mundo nuevo, donde no hubieran flores, ni mar, ni cielo.

Y siendo realistas, ¿dónde está la vida en un mundo donde nadie pueda entender la poesía? ¿o en un mundo donde no existan atardeceres? No está, no hay vida. Aunque siempre hayas traído contigo la vida que yo quería vivir, eso no significa que después de ti solo haya muerte. Porque contigo no se van las palabras, ni las estrellan, ni el sol. Porque a lo mejor la magia estaba en mis ojos cuando te miraban y no en tus manos.

sábado, 16 de abril de 2016

No hay tristeza más triste que ese nosotros inexistente.

Me han entrado unas ganas locas de hablarte, pero he preferido escribirte. Todo es tan diferente, ¿no te parece triste? Yo te juro que cualquier día de lluvia o cualquier canción de Damien Rice me hace sonreír más que esta maldita situación. Lo peor de todo, es que, cono siempre, no sé sabe hasta cuándo. Si te paras a pensarlo, tiene su lado irónico. Yo que jamás quise que salieras de mi vida, he acabado echándote a patadas. Así que imagina cómo me has dejado para que ahora todo lo que alguna vez tuvimos se haya quedado en cenizas. Imagina lo rota y destrozada que me dejaste, dándole la vuelta a la palabra amor, dejándome en otra ruina. 

No sé qué es exactamente lo que nos ha pasado, pero es terrible y horroroso. De hecho, me hace hasta temblar por miedo a que pueda seguir haciendome daño. Esto no puede quedarse así, aunque bueno, si esto es lo que quieres tampoco voy a impedirlo. Lo que sé a ciencia cierta es que a partir de aquí hay dos opciones, que todo esto se reduzca a algo increíblemente bonito o algo increíblemente feo. Entiende, también, que me asuste no saber por dónde van a salir los tiros. Ya sabes que soy la persona menos paciente de este mundo, pero he aprendido a utilizar el silencio como respuesta, así que todo lo que pueda pasar depende de ti. No tengas prisa en actuar, total sé que si has de ser tú quien mueva ficha, puedo estar esperándote toda mi vida.

Es tan triste,
que la tristeza ha empezado a llorar,
Por ti.

miércoles, 13 de abril de 2016

Bombas a punto de explotar

Hoy es el día internacional del beso, por eso me he puesto a pensar en la cantidad de besos que he dado en mi vida. Besos sin sentido, porque no sentía ganas por hacerlo. Me refiero a ese tipo de besos que das por "obligación", esos que te dices a ti misma ¿por qué no? y cuando acabas de darlos te recuerdas el porqué. Porque no eres tú. Y contigo he sentido mucho más sin rozarte los labios que con cualquier otro. Porque cuando rozo has pasado por mi lado se me han cerrado los ojos, de la misma forma en la que lo hacen cuando besamos, como intentando que el diablo no nos pille despiertos por si nos asustamos más de la cuenta. Pero yo ni cerrando lo ojos, a mí me pilla siempre. Supongo que son las consecuencias de vivir sintiendo, que a veces por sentir más de la cuenta, duele el doble. De todas formas, aunque siga in saber sobre qué escribir si no escribo sobre ti, todo esto ya no. Hoy es el día internacional del beso y no quiero besarte. La verdad, es que ahora mismo no quiero nada que esté relacionado contigo, ¿para qué? Si en el fondo ni siquiera nos necesitamos. Tú cabeza no me piensa cada noche planeando cómo hacer que todo vuelva a ser como antes. La mía ya solo acepta lo que tenga que ser, lo que quieras que sea. Al final, de tanto suponer, he acabado sabiendo que hay cosas que o las dejas estar o explotan, y nosotros que somos dos bombas con mucha pólvora y poca mecha, lo hemos dejado a tiempo.

martes, 5 de abril de 2016

El universo que traes contigo.

Contigo me sentía en casa. Poca gente es capaz de hacerte sentir así, pero tú, tú eres capaz de todo y ni siquiera eres consciente de ello. Crees que puedes vivir sin producir ningún efecto en el resto, pero estoy segura de que cualquiera se gira después de ti, como si de repente, a partir de ese momento no les quedara nada. Porque después de ti nunca queda nada y nos dejas un poco en el olvido, muriendo lentamente porque tú pasaste y no te quedaste. Entonces todos esos cuerpos que abandonas sin querer, acaban flotando a tu alrededor, creando así un nuevo sistema solar en el que tú eres el único creador.

No sé, suena un poco "idealizador", pero siempre he tenido esa idea sobre ti. No la de que eres el creador, eso seria un poco extraño. Pero si la idea de que transformas todo lugar por el que pasas, toda persona que conoces, todo aire que te roza. Supongo que también por eso respiro mejor a tu lado, porque ese aire te ha rozado.

jueves, 31 de marzo de 2016

Quiero que todo vuelva a empezar.

Ahí está, no tenía muy claro qué iba a pasar cuando lo tuviera enfrente de nuevo, pero ahí está. Lleva esa camisa a cuadros roja y azul. Debería dejar de mirarlo, pero no puedo, no quiero. Lo tengo delante de mí y sigo echándole de menos. Acaban de colapsar nuestras pupilas y me he quedado totalmente inmóvil, está acercándose hacia mí y sigo sin saber qué hacer.

    - Hola.

Silencio ha sido lo único que he podido darle. Sigo mirándole y sé que no entiende por qué. Se ha alejado de mi lado, pero he sido incapaz de no seguirle. Sé que él me ha visto, sé que sabe que estoy a su derecha, por eso sin dudarlo le he acariciado la mano. Ha dado un respingo y me ha mirado de nuevo.

    - ¿Quieres algo?
    - No lo sé.
    - Estoy cansado.
    - Yo también.
    - ¿Entonces?

Vuelvo a quedarme sin palabras.

    - Si tú no sabes qué quieres…- suspira y me aparta la mirada.
    - Sí que lo sé, el problema es que es complicado. Te quiero. Te quiero a ti, pero también quiero no         quererte.
    - Yo no puedo ayudarte. 
    - Lo sé. Haces totalmente lo contrario.
    - Esto no tiene ningún sentido.
    - Nunca vamos a poder volver a la normalidad
    - Por mi parte todo puede volver a ser normal.
    - Eres imborrable.


Y de repente se fue de mi lado, como intentando borrarse. Creo que los dos asumimos que había una distancia entre nosotros y para que esta desapareciera no solo necesitábamos tiempo. Tendríamos que empezar de cero, como si antes nada para que después todo.

miércoles, 30 de marzo de 2016

You can't keep dancing with the devil and ask why you're still in hell.

Hay sitios donde no encajas, pero te sientes cómodo. Te explico: cuando estoy entre tus brazos encuentro una comodidad que aún no he encontrado en ningún otro lugar y dudo que alguna otra vez lo encuentre, el problema es que no encajo y yo lo sé. Tus brazos no están hechos para mi, ni tus manos, tampoco tus labios y mucho menos tu corazón. Aunque lo cierto es que a mi que no encajemos me da igual, siempre he encontrado un poco de arte en lo imperfecto. Como esas fotos que haces sin buscar un ángulo de 90°. Está claro que mis manos se quedan muy pequeñas junto a las tuyas y por eso no soy capaz de abarcar todo lo que necesitas; por eso y por muchas otras cosas tú y yo no encajaremos jamás. Porque aunque lo neguemos, somos fanáticos de lo perfecto y lo imperfecto por mucho arte que tenga sigue siendo imperfecto. Supongo que acaba siendo incómodo querer estar en un sitio en el que no encajas, por más que lo intentes, es entonces cuando sabes que estas en el lugar equivocado

miércoles, 23 de marzo de 2016

Seguiría apostándolo todo por ti.

Probablemente no entiendas nada. Tranquilo, no te pido que lo hagas. Estoy cansada, no físicamente, pero estoy cansada de tus idas y venidas, de cagarla continuamente, de quererte. Aunque no sé si esto es la mejor opción que puedo tomar, creo que es la única que tengo. Me siento culpable y creo que eso nunca va a poder cambiar, porque yo no he sabido llegar a ti, porque no he sabido aceptar que esto no podía ser y punto, independientemente de los sentimientos. Pero es que tú siempre estabas ahí, siempre... Hemos hecho las cosas mal, al menos esa es la sensación que me ha dejado todo esto. Hemos querido todo a la vez y nos hemos quedado sin nada. Ninguno de los dos hizo nada para no llegar a esto, pero supongo que era necesario. En algún momento de nuestra vida esto iba a estallar y cada uno iba a tomar su camino.

Pequeño, yo ya no tengo nada que hacer ni que decir, todo está en tus manos. Aunque me temo que tú no vas a hacer nada y yo voy a tener que asumirlo todo. ¿Sabes? Se me había olvidado como se sentía ese vacío que tenia en mi hace un tiempo, pero ha vuelto. Como si quisiera llevarse todo por delante, ha vuelto y me ha pillado desprevenida. Sabes de sobra que la única razón que tenia de seguir eras tú y que eso me temo que nunca cambiará. Quizás todo esto es un poco triste. Pero he hecho tantas cosas por ti, que ya no puedo más. Lo peor de todo es que volvería a hacer todo lo que en su momento hice. Volvería a recordarte cada día lo maravilloso que eres, aunque tenga que darle la razón al resto de personas. Yo seguiría apostando lo todo por ti y eso, creo, es lo que más me duele.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Vete.

Siempre me has dejado sin palabras, el problema es que ahora me las has robado. Tengo muchas cosas que decir, pero tú te has llevado las palabras de mi vida y no puedo formar una oración correcta capaz de hacerte volver. Seamos realistas, con todas las palabras del mundo podría hacer que volvieras, porque con ellas no fui capaz de hacer que te quedaras, justo lo contrario, te fuiste, huiste.

Te asustaste cuando te dije que vivimos en una ciudad con más de setecientos mil habitantes, en un país con más de cuarenta y seis millones de habitantes, en un planeta con más de siete mil millones de habitantes y de todas esas personas yo me quedo contigo. No sirvió cuando te dije que no había ninguna otra forma de seguir si tú no estabas. Porque siempre fuiste tú y eso nada podrá cambiarlo, porque siempre lo serás y tú siempre has odiado que te lo dijera. No soportabas que te dijera que te quería porque no había forma de no hacerlo, porque solo así encontraba un sentido a esta vida.

Por eso te has ido robándome las palabras, para quedarte con las cuatro ultimas que te dije, que podría haber sido algo como siempre voy a quererte o te echo de menos, pero no. Mis últimas cuatro palabras, cerraron la puerta:


Vete a la mierda.

sábado, 5 de marzo de 2016

Detrás de la tormenta siempre llega la calma.

Eran las seis y tres de un viernes, el viento soplaba fuerte, avecinando la tormenta que iba a llegar. La tormenta que nadie, nunca, habría imaginado: nosotros. Pasó como ocurre todo aquello que nunca esperabas, rápido pero lento, no sé si me explico. En treinta segundos pude contar 100 latidos de mi corazón.

  -    ¿Me perdonas?- dijiste con tu tono burlón.
  -  Qué remedio.


Estalló tu risa, haciendo eco en mi cabeza. Me abrazaste y ahí, apoyada en tu pecho, quise no poder moverme nunca, inspiré tan fuerte que me llevé también tu aire. Fue entonces, cuando íbamos a decirnos adiós que nos quedamos a menos de un centímetro y yo me acerqué a ti. Ojalá pudiera decir que lentamente, pero lo hice con tantas ganas, con tanta rabia, que no sé cómo no desgasté tus labios. No podía respirar, me estabas robando el aire, pero me daba igual. Podría haberme ahogado ahí, en ese momento y no me habría importado. Treinta segundos en ti. Treinta malditos segundos en los que viví más que nunca. Treinta segundos a los que les siguieron nuestras miradas de no saber qué hacer, de no saber adónde ir, ni qué decir; nuestra respiración agitada, recuperándose de aquella pequeña muerte. Y me fui, como quien no pudo celebrar el gol de Iniesta de tanta felicidad que sintió. Di tres pasos y me giré, tú seguías ahí, con los ojos igual de abiertos y la respiración agitada. Clavé mi mirada en la tuya  y sonreí, como si de repente hubiera recobrado la vida. No tuve el valor de acercarme a ti y me fui, dejando atrás esa tormenta; ya no había viento, ahora todo estaba calmado. 

jueves, 3 de marzo de 2016

De secantes a paralelos.

Nunca he hecho lo correcto, porque siempre he sido de mostrar mis sentimientos y cuando haces lo que sientes, no haces lo que deberías. Al meno yo no, porque sí, he querido arrancarte la felicidad de tus brazos, he querido dejarte sin nada con tal de que estuvieras conmigo. Y no, no porque te quisiera, sino porque no soportaba ese dolor y probablemente nadie pueda llegar a entenderlo, porque estar jodido por amor es una chiquillada, pero la verdad es que no. Creo que querer es lo más maduro que puede hacer una persona en el mundo, sea o no correspondido.

Sabes que he pasado por varias malas rachas, lo sabes porque has estado presentes en ellas, porque siempre has sabido decirme: "Tranquila, no pasa nada". Por eso y porque cuando me pasa algo siempre quiero decírtelo a ti, aunque no quieras saberlo. Y en cada mala racha acabo llamándote, hablándote y diciéndote cosas de las que probablemente acabaré arrepintiéndome, pero no porque no sean ciertas, sino porque vuelven a alejarme de ti. Pero, ¿qué hago? Es lo que siento, da igual que esté bien o no, si te digo que te quiero es porque lo siento. Me da igual que no respondas, que no lo sientas. Te lo digo porque no entiendo cómo alguien es capaz de estar a tu lado sin decírtelo.

Sé que nunca tendría que haberte dicho nada, así ahora yo estaría haciendo mi vida y sería completamente paralela a la tuya, pero no es así. Nuestras vidas se cruzan constantemente, tanto si queremos como si no, acabamos en el mismo punto de la ciudad, a la misma hora y sin saber qué decir. Porque, seamos sinceros, ya no tenemos palabras, porque ambos queremos poner un punto a esto, para poder empezar con algo distinto. Porque tú lo pondrías fácilmente, pero me destrozarías mucho más de lo que alguna vez has creído haberlo hecho, pero lo cierto es que no me has destrozado nunca; es por eso que me destrozarías de verdad, por primera y última vez, porque no habrían más momentos, porque no habría nada. Solo quedaría un montón de tristeza en el mundo que acabaría por eliminar cada punto de coincidencia en nuestros caminos.

martes, 1 de marzo de 2016

Yo no, tú sí-empre.

Ojalá pudiera decirte que no.

Todo sería diferente,
también raro.

Nada me impide negarte cualquier cosa,
excepto yo misma.
Vivo prisionera de mi corazón
que me encierra para no sacarte.
Porque él está completamente enamorado
de ti.

Me acuerdo de aquella vez,
cuando dije que sacarte de mi mente sería sencillo.
Mil cuatrocientos sesenta días después,
empiezo a creer que estaba confundida.
Empiezo a creer y creo.

Sigo sin saber por qué:
por qué te quiero, por qué no puedo olvidarte,
por qué tú, por qué yo.
Puede que la respuesta sea:
porque yo.

Yo, capaz de enamorarme de cada poro de tu piel.
Yo, que no entiendo como el mundo podría girar sin ti.
Yo que me dejé llevar por tus sonrisas.
Yo, que siempre me gustaron los imposibles.
Imposibles que rompen y desgarran,
el pecho, los ojos, las manos: todo.

Así es cómo pasó,
porque yo, que nunca supe decirte no,
nunca supe decirme sí.

viernes, 19 de febrero de 2016

Fue que sí y es que no.

Lo único que siempre me ha importado ha sido que tú estuvieras bien, es lo único que me importa, la verdad. Ya sé que suelo fastidiarlo todo cada vez que soy sincera contigo, pero no sé, últimamente mis días se están volviendo un poquito bastante tristes y tú sigues siendo quien me salva. A veces necesito hablarte sobre “lo nuestro”, no sé muy bien por qué, siento que me hace desviar todo lo que apaga mi vida y así puedo sentirte un poquito más de cerca. El problema es que así lo único que hago es ahuyentarte y todo se vuelve aún más triste, si es que eso es posible. Luego cuando parece que todo vuelve a la normalidad, cuando estás más cerca, yo doy un paso atrás porque tengo miedo. Porque sé que no soy capaz de tenerte en frente sin imaginar la cantidad de cosas que podrían haber pasado entre nosotros. ¿Eres consciente de la cantidad de cosas de las que podríamos haber formado parte? Una lluvia de estrellas cogidos de la mano, una tarde de cine, un atardecer entre besos, cosquillas a la luz de la luna, una noche abrazados y soñando. Podríamos haber formado parte de tantas, tantas cosa que lo peor de todo es que tú lo sabes perfectamente y tienes clarísimo que habríamos sido felices, de no haber sido por ti. De no haber sido por mí, por llegar tarde, a destiempo, rompiendo contra todo. Lo que podría haber sido… porque podría, siempre me lo has dicho. Ahora no es, pero podría haber sido. Y eso creo que es lo peor de todo, porque si podría haber sido, ahora mismo sería. Porque tú no te enamoras de una persona por el momento en el que entra en tu vida, sino que te enamoras de la persona y punto. Tú dijiste sí, cuando habrías deseado decir no. Pero lo hiciste, tú dijiste sí y mi corazón se salió del pecho. Dijiste sí y creí por un momento que todo lo que podríamos haber sido dejaría de ser un condicional y pasaría a ser un presente. Pero no, se me olvidaba que tú nunca dijiste que sí. Tú lo pronunciaste y ya está, pero dijiste algo completamente distinto. Por eso nunca fuimos, porque afirmaste algo que no querías y aún sigo preguntándome por qué. 

viernes, 29 de enero de 2016

Se acabó, como se acaban las cosas que nunca empezaron.

No mereces que te quiera, ni que malgaste ni una sola palabra más en ti. Tampoco mereces ser mi pensamiento las veinticuatro horas del día, ni mis lágrimas nocturnas, ni mis sonrisas diurnas. Porque no, no lo mereces. No mereces que te quiera de la forma en la que lo hago, porque en vez de mirar de frente a mi corazón, sales corriendo, huyendo por patas de todo lo que quiero darte. No te culpo, ni te lo reprocho, simplemente te digo que no mereces que te quiera. Porque no has sabido apreciarlo lo suficiente, porque no lo has querido hacer y todo se ha reducido a un montón de momentos que no paran de repetirse en mi memoria, como si fuera un disco rayado. Todo fue y eso es todo. Ni tú, ni yo lo quisimos, pero pasó y acabó estallando. No pudiste soportarme porque fui muy pesada ahogándome cada vez que te ibas y rogándote que te quedaras cuando tú no querías estar ahí. Pero estabas y eso es lo ilógico de todo esto. Estabas y te quedabas como si algo te obligara a hacerlo, algo como por ejemplo la cantidad de destrozos que habías dejado en mí, ¿cómo seguir huyendo del mayor homicidio del mundo? Por eso te quedaste, porque eras culpable y huir solo te haría serlo más, porque yo estaba tan triste que sabias que si te veía marchar acabarías machacándome por completo y eso jamás te lo perdonarías. En cambio, yo sí que lo habría hecho, te habría perdonado las veces que hiciera falta, porque habría comprendido que te fuiste porque no había ni una razón por la que quedarse, porque a veces hay que ser muy valiente para marcharse y yo lo habría entendido. Tal y como entendí que no te fueras. Aun así, no mereces que te quiera porque te quedaste a mi lado, en silencio, sin saber cómo decir olvídame, pero yo siempre lo leía entre líneas. No supe pararlo, ni pararme y, por supuesto, tampoco supe quedarme. Porque me quede y punto. Me quede y todo, mi vida, la música, la poesía, los atardeceres, todo se volvió blanco y negro. Por eso ya nunca reconocí lo que tus ojos querían decirme y por no irme yo, acabaste huyendo tú. Pusiste un punto a una historia que ni si quiera había empezado, una historia que jamás tuvo una trama, ni un título, solamente dos tristes personajes: uno que solo tenía un montón de sentimientos para el otro y, el otro que no sabía dónde meterlos y acababa tirándolos a la basura. Porque lo sé, sé que te has desecho de todo lo que te hacia recordar que había sentido algo por ti, porque te has desecho hasta de mí. Menos mal que has sido tú el valiente, alguien tenía que serlo. Pero nunca has merecido que te quiera, porque te he dado tanto que me he quedado en nada. Porque me has hecho sentir que los sentimientos no valen nada, que hay que deshacerse de ellos o estás bien jodida. Y ya no volveré a sentir porque has hecho que no quiera hacerlo, porque lo hice tan fuerte y te lo demostré tantas veces que ellos también se han convertido en blanco y negro. 

viernes, 22 de enero de 2016

Te odio como nunca quise a nadie.

Siempre has sido oxígeno y yo prefiero ahogarme que respirarte. Es que te odio por haberte convertido en todo, por el sonido que tiene tu risa, por como me sacas la lengua y por como me sacas de quicio.

Odio que me piques, odio que me hagas latir, que me abraces y que me llames de cualquier forma distinta a mi nombre.  Odio tus ojos con la luz del sol y tus manos cogiendo el volante. Odio cada movimiento que haces, cada milésima de segundo, entre sístole y diástole.

Te digo que te odio por maquillar que me encantas porque no quieres leerlo, ni saberlo, ni creerlo. Pero a mi me gusta como te siento, a mi me gusta que me hayas hechizado con tu magia, pero lo que más me gusta es que existes u eso es lo mejor de todo. Que éstas y eres, y escucho tu respiración cuando estoy junto a ti y comparto el aire contigo. No sé tú, pero para mi es algo precioso.

Luego estas tú, que vas más allá de lo precioso.

jueves, 21 de enero de 2016

Perdóname.

Se acabó. No quiero mirarte, no quiero hablarte, no quiero tocarte. No sé cómo poner un punto y final a esto, pero tengo que hacerlo. Has dolido tanto, que a veces pienso que quererte solo convierte todo lo que me rodea en catástrofes: yo salgo herida grave y tú ileso y único superviviente.

¿Cómo empezar con esto? Recuerdo que el primer día que te vi ni me imaginaba lo mucho que iba a necesitar tenerte en mi vida. No conocía nada de ti, ni tu nombre completo, ni el día que cumplías años. Conforme pasaron los días, empecé a verte de una forma distinta, porque tú esto nunca lo has sabido, pero un día te miré y nuestras pupilas chocaron, en esa milésima de segundo todo lo que había a nuestro alrededor dejó de existir, creaste así un nuevo mundo, ese que siempre llevabas contigo y que traías en tus pupilas. Lo que pasa es que no quise aceptar que ese era el único mundo en el que yo quería vivir, por eso tardé un año en entenderlo.

Llevaba dos meses y medio sin verte y te echaba de menos de forma inhumana, pero claro, tú esto tampoco lo supiste. Soñaba contigo y contaba cuántos días, cuántas horas y cuántos minutos quedaban para volver a verte. Hasta que volví a tenerte enfrente, fue raro porque sabía que algo estaba recorriendo el interior de mi cuerpo, pero no sabía muy bien qué era. En un mes dejé de negarme a sentir y comprendí que lo que me dejaba sin aire y me apretaba muy fuerte el corazón cuando sonreías no se trataba de una enfermedad, era amor.

Llegó un momento en el que no podía seguir guardando todo lo que sentía por ti, era tan grande que no cabía en mí y ya que me dejabas sin aire, sin palabras y sin ritmo cardíaco decidí escribirte para decirte que estaba loca por ti. Con el miedo a que decidieras alejarte de mí, esperé durante dos días hasta que viniste a hablar conmigo. Recuerdo exactamente cada palabra que dijiste, pero todo podría resumirse en dos: “somos imposibles”. Para qué mentirte, cada palabra que salió por tu boca fue un cuchillo que se clavaba directo en mi corazón y así es como acabé desangrándome, hasta que encontré un hospital entre tus brazos y conseguí salir con vida. Por aquel entonces, una parte de mi tenía la certeza de que estos sentimientos se borrarían en algún momento, necesitaba tener esa pequeña esperanza. Pero eso no importaba, porque lo que llevaba dentro era tan intenso que un día decidí reducir todo lo que había plasmado en aquel papel a dos palabras: Te quiero. Estoy segura de ese fue el “te quiero” más real que he dicho en mi vida, lo sé porque mi voz tembló tanto que parecía que hubiera un terremoto de número 7 en la escala Richter recorriendo mi cuerpo. Solo sé que después de eso, tu sonrisa se grabó a fuego en mi cabeza y no dejaba de dibujarla minuto tras minuto, día tras día, hasta que me la aprendí de memoria.

El verano entró de golpe en mi vida, cerrándote la puerta y diciéndome que te olvidara. Como respuesta le di noches de desvelo echándote de menos. Creo que fue el peor verano de mi vida, una parte de mi corazón te echaba tanto de menos que se vació y me quedé a medias. Los días pasaron lentos, pero pasaron y volví a tenerte enfrente, aunque salía corriendo siempre porque no podía mirarte sabiendo que no había dejado de quererte, porque no sabía cómo decirte que te había echado tanto de menos que más de una vez había pensado en ir a buscarte.

No hizo falta decirte que seguías siendo lo primero para mí, pero volvimos a hablar de ello porque te notaba tan distante que temía haberte perdido. Este fue el año en el que ambos supimos que las cosas se habían complicado mucho. Yo había decidido dejar de quererte, pero cada vez que pensaba en el futuro, solo lo imaginaba de tu mano. No podía tan siquiera imaginar mi vida sin ti, aunque irremediablemente ibas a tener que irte en algún momento. Lo único que me importaba era que estabas y con eso bastaba. Bastó hasta que no pude soportarlo más, entonces me negaba a cerrarte la puerta, porque no podía cerrarle la puerta a lo más bonito que había sentido en mi vida. Había días que te notaba tan cerca que pensaba que tú y yo éramos capaces de todo; otro, veía que entre tú y yo había mucha más distancia que un maldita conjunción. Una distancia que no se medía con números, que no formaba parte de ningún sistema métrico, una distancia que iba más allá de todo esto y se basaba en un “no te quiero”. Acabé completamente rota, hecha pedazos, sin rumbo y vacía, hasta que volviste a reconstruirme aquel día en el que me cogiste de la mano para decirme que no podías verme así, pero que no podías hacer nada, que no era tu culpa no sentir nada. Eres consciente de que lo hiciste mal, ¿verdad? Bueno, sé que no, no eres consciente de cómo me destroza ese sí pero no en el que me haces vivir constantemente.

En fin, un año más tarde acabaste conmigo. Perdón, yo acabe conmigo misma, porque quererte me estaba consumiendo y no había sido capaz de pararlo. Lo peor de todo es que tú sabías que yo no podía ni con mi alma, pero nunca supiste si hacías bien viniendo o yéndote, tranquilo, yo tampoco lo supe, ni lo sé. Como casi siempre que me rompías acababa escribiéndote, volví a hacerlo. Estuve escribiéndote casi durante un mes, una carta por día, en ellas solo te decía que mi vida no tenía ningún sentido si tú no estabas en ella, que cada vez que te tenía enfrente tenía que hacer un gran esfuerzo por no besarte, que yo solo quería hacerte feliz. Nada, absolutamente nada, fue suficiente para tocarte el corazón. Eso me mató, porque yo tenía las manos llenas de un montón de cosas para darte, cosas que para ti no eran nada. No podía entenderlo, no sabía cómo ni por qué. Tú solo me decías que te olvidara, que era la única forma de seguir. Yo nunca lo entendí, nunca te entendí.

Desde entonces, han pasado siete meses desde entonces y sigo igual. Viviendo días en los que creía no quererte que acababan en noches en las que me daba cuenta de que engañarme no servía de nada. Tú seguías en mi intacto y permanente, como un tatuaje. Al fin y al cabo eres un tatuaje, de fuego, lo tengo en el corazón. Yo, ilusa, pensaba poner fin en dos meses a algo que había estado creciendo durante dos años, como comprenderás es imposible. Ahora, han pasado tres años y sigues quitándome el aliento. He llegado a arrepentirme de quererte muchísimas veces, pero a día de hoy sé que nunca he hecho nada más sincero. Que no tengo que disculparme por sentir lo que siento, solo puedo pedirte perdón por no haber sido suficiente, por no haber estado a la altura y por no haber podido formar parte de tu felicidad.

No sé si estoy haciendo bien o no, pero a veces, tienes que alejarte del lugar donde más que vivir estas muriendo. Lo que pasa es que no sé si contigo estoy matándome o estoy viviendo, porque contigo todo parece más fácil y haces que todo valga la pena. Pero si sigo haciendo que mi vida dependa de ti, acabaré convirtiéndome en aire. El problema es que te necesito, que yo intento imaginarme mi vida sin ti y solo de pensarlo se me pone un nudo en la garganta, ¿sabes por qué? Porque sacarte de mi vida, así, ya, de repente, sin tener la certeza de si en algún momento volveremos solo hace que me arrepienta de miles de cosas. De no haberte besado, de no haberte dicho que eres el milagro más grande que se ha producido en el mundo, de no haberte cogido de la mano para decirte que estaba ahí, de no haber hecho lo que sentía, de no haberte hecho feliz. Pero sobretodo, me arrepentiría de haberme ido, de no haberle hecho frente a mis sentimientos, de no haber sido capaz de dejar de sentir.


Yo ya no sé qué hacer, hablo en serio. Te he dado todo, pero siempre tengo algo más porque sigo esperándote. Porque tengo la estúpida esperanza de que un día aparezcas para decirme que todo esto sí que ha valido la pena. Porque si decido alejarme de ti, lo único que haré será esperarte, porque te amo y creo que no hay un porqué mejor que esas dos palabras.