- Lo siento.
- - ¿Por?
- - Porque me
he comportado como una idiota enfadándome contigo y haciendo como que no pasaba
nada, cuando sí que pasa. Porque no tienes la culpa de nada y siempre te la
echo, porque tengo miedo de que esto se rompa de verdad.
- - Pero si no pasa nada. Yo te entiendo, sé que no
es fácil para ti y que pues te duele.
- - Ya, no es fácil para mí y tampoco para ti. Mira,
quiero que sepas algo.- Le dije mirando directamente a sus ojos.
- - Dime.- Respondió con esa media sonrisa.
- - Muchas veces he estado distante porque…
-empezaban a brillarme los ojos-…Porque sentía que no me querías y me dolía
mucho.- una lágrima empezó a caer por mi mejilla.- Me dolía mirarte y ver que
no sentías nada, me dolía ver que la persona a la que más quería en mi vida, no
me quería y jamás lo iba a hacer. Me dolía y me duele.- Terminé sin controlar
mis lágrimas.
- - No quiero verte así.- me acariciaste la cara.-
No puedo, me duele dolerte. Sabes de sobra que te quiero, que te quiero
muchísimo.
- - Ya, pero no de la misma forma…
- - Es cierto, pero te quiero y no puedo verte así.
Yo solo quiero lo mejor para ti.
Y me abrazó. Y sentí su respiración en mi cuello. Y te
abracé más y más fuerte. ‘’Lo siento susurré’’, sin dejar de llorar. ‘’Tranquila’’,
dijiste acariciando mi espalda. Y me besaste en el cuello. Y me quedé ahí, para
siempre. Contigo, libre, yo. Porque fuimos nosotros como nunca antes lo habíamos
sido. Fuera barreras, fuera todo. Solo tú y yo, transparentes, reales. Tú y yo.
Abrazados.