jueves, 23 de octubre de 2014

Por eso y más perdóname.

       -  Lo siento.
-          -  ¿Por?
-          -  Porque  me he comportado como una idiota enfadándome contigo y haciendo como que no pasaba nada, cuando sí que pasa. Porque no tienes la culpa de nada y siempre te la echo, porque tengo miedo de que esto se rompa de verdad.
-          -  Pero si no pasa nada. Yo te entiendo, sé que no es fácil para ti y que pues te duele.
-          -  Ya, no es fácil para mí y tampoco para ti. Mira, quiero que sepas algo.- Le dije mirando directamente a sus ojos.
-          -  Dime.- Respondió con esa media sonrisa.
-         -   Muchas veces he estado distante porque… -empezaban a brillarme los ojos-…Porque sentía que no me querías y me dolía mucho.- una lágrima empezó a caer por mi mejilla.- Me dolía mirarte y ver que no sentías nada, me dolía ver que la persona a la que más quería en mi vida, no me quería y jamás lo iba a hacer. Me dolía y me duele.- Terminé sin controlar mis lágrimas.
-        -    No quiero verte así.- me acariciaste la cara.- No puedo, me duele dolerte. Sabes de sobra que te quiero, que te quiero muchísimo.
-         -   Ya, pero no de la misma forma…
-         -   Es cierto, pero te quiero y no puedo verte así. Yo solo quiero lo mejor para ti.


Y me abrazó. Y sentí su respiración en mi cuello. Y te abracé más y más fuerte. ‘’Lo siento susurré’’, sin dejar de llorar. ‘’Tranquila’’, dijiste acariciando mi espalda. Y me besaste en el cuello. Y me quedé ahí, para siempre. Contigo, libre, yo. Porque fuimos nosotros como nunca antes lo habíamos sido. Fuera barreras, fuera todo. Solo tú y yo, transparentes, reales. Tú y yo. Abrazados.

lunes, 20 de octubre de 2014

Porque eres parte de todo lo que soy.

Cada vez que me preguntan qué es lo que quiero, yo solo pienso en ti. Te quiero a ti. A ti, como regalo de cumpleaños, como regalo de navidad, como regalo de santo o como regalo para toda la vida. Sí, para toda la vida. Ni toda la ropa del mundo, ni todas las mansiones del mundo, ni nada materia, yo te quiero a ti. A ti, para despertarte a besos y hacerte el desayuno, para sacarte la lengua en el espejo del ascensor, para cogerte de la mano en los semáforos mientras conduces y para hacerte feliz, como mínimo, toda  la  vida. Te quiero. A ti. ¿Por qué? No lo sé, contigo la vida parece más bonita, porque eres mi canción favorita, la que no me puedo quitar de la cabeza, la que canto a todas horas. Te quiero a ti. A ti, por ser como eres, por hacerme ser como soy, por hacerme mejor persona. A ti, por ser la razón de mi insomnio y quien me hace soñar. A ti. Te quiero.

martes, 14 de octubre de 2014

No quiero más silencios que separen sin ser kilómetros.

Perdóname. No sé lo que estoy haciendo. Comportarme como jamás hubiera querido contigo, como si no me importaras. Auto protegiéndome de tus sonrisas.  No sé a qué juego. Supongo que es porque no quiero perderte y a veces parece que la única forma de tenerte cerca, es distanciándome. Perdóname. Ya no más. Lo prometo. Solo sonrisas, solo miradas que dicen más que cualquier palabra. Voy a dejar de dolerme, voy a curarme. Voy a curarme de mí, que soy una herida profunda, de las que necesitan puntos y rehabilitación. Voy a volver. Pero vuelve tú también, por favor. Que las cosas se ven más fáciles desde tu hombro y con tus brazos rodeándome. Vamos a volver, que cuando me coges la mano me calmas más que cualquier cosa. Vamos a volver, que tenemos abrazos pendientes. Vamos a volver, por todas aquellas veces en las que soñamos con ser, por todas las veces en las que fuimos. Vamos a volver, por las miradas a distancia y por las que se separan por centímetros. Vamos a volver, por todas aquellas veces que dijimos que nada iba a cambiar. Te prometo que vuelvo. Promételo tú también.

domingo, 12 de octubre de 2014

Hablarlo tantas veces y acabarlas todas en ese silencio de punto final. Darnos por imposible. Seguir doliéndonos.

Hoy no me salen las palabras. No sé por qué. Últimamente no dejo de pensar en ti, de pensar en que decirte y luego cuando te tengo en frente, no me sale la voz. Supongo que para ti esto ya se acabó hace tiempo. Aunque a lo mejor ni siquiera empezó. No sé.  Es que ya no sé nada, a veces me gustaría quedarme dentro de mí y no salir, dejarte. Pero no puedo. Y lo siento, lo siento mucho. Solo pienso en ti, en ti y en mí. En lo que podría ser si tú y yo fuésemos. Solo pienso en nosotros, en el sabor de tus labios, en como seria despertar acurrucada en tu pecho, en acariciarte la espalda antes de dormir, en besarte en la frente y decirte que te quiero más que a nada en este mundo. Últimamente he dejado de pensar en mí sin ti. Me he querido olvidar para olvidarte y sin embargo mírame. Me he convertido en ti, todo lo que ves, todo lo que soy, es por ti. Me he olvidado de quererme, ya solo te quiero a ti. Yo no soy si tú no eres, yo no puedo si tú no estás. Ayúdame, por favor. Sé que te importo, aunque solo sea un poco. Ayúdame. 

lunes, 6 de octubre de 2014

Se acabó, ya no hay más.

Me voy a ir. Y no es un aviso, sino una afirmación. Me voy. No quiero despedidas, ni abrazos que me hagan el lío. Me voy, porque es lo que tú quieres o al menos yo siento que quieres. Me voy, está decidido. Ya no pinto nada aquí, nada. Seguir aquí es matarme continuamente. Me quiero ir y me voy a ir. Porque si me quedo y veo como no me ves… Me voy, no hay más. Y no es ni por ti, ni por tu culpa, es simplemente por mí, porque no puedo matarme sabiendo que así, también te matas tú. Así que, me voy. Aunque no vaya a arreglar nada. Porque estar lejos de ti no va a hacer que me olvide, al contrario, te echaré de menos, mucho. Te lloraré y sentiré que sin ti me falta el aire. Pero no voy a ser egoísta y quedarme, prefiero irme, apartarme, dejarte ser. Me voy a ir, aunque eso no cambie nada, no espero que lo entiendas, ni que lo aceptes. Solo espero. Como espero ahora, como llevo esperando desde hace tiempo. Porque me he dado cuenta de que al fin y al cabo, es lo único que se hacer. Así que me voy, aunque siga esperándote, aunque siga pensándote, me voy. 

miércoles, 1 de octubre de 2014

Soltar el aire y volver a respirar.

A veces hay que dejarse llevar y ya está. Soltarlo todo, las palabras son como el aire que debes soltar. Pero muchas veces te dejas llevar, intentas entrar dentro de ti y descubres que no, que no puedes. Entras y sientes un enorme vacío, a veces ni sientes. Dejarse llevar no es sencillo, a veces las cosas son tan feas que es mejor guardárselas. No sé, últimamente todo está muy oscuro. En mi interior digo. Me estoy guardando muchas cosas y no creo que sea bueno. Me estoy asustando, porque me he acostumbrado a colocarme la sonrisa ante el espejo, a hacer como que todo va bien. Y tengo miedo. A veces me cuesta incluso respirar, me tiemplan las piernas y comienzo a andar torcida, tengo miedo de tropezar y volver a caer, hondo, muy hondo.
Pero realmente, ya he caído, no dejo de caer. Y ya me he pegado contra el suelo, no puedo permitir volver a romperme, entonces pienso en no pensar, en dejarme un poco, en olvidarme, en borrar las lágrimas. Pero lo único que hago es matarme más, guardar el dolor. Y algún día ese dolor estallará y me romperé, y tu seguirás sin estar. Las lágrimas se acumulan, no se borran. Hacerse la dura no va conmigo, quien me conoce bien sabe que nací en una caja en la que ponía bien grande FRÁGIL. Lo que pasa es que las sonrisas falsas me salen muy reales, y claro pues a veces parece que me tomo todo bien y que si me río es porque no duele. Y no culpo a nadie más que a mí. Estoy volviendo a protegerme de mí, como hace tres años, y no quiero que piensen que soy dura, no quiero que me teman. A veces me cuesta tanto ser yo, la gente se ha acostumbrado a ciertas cosas, y cuando entran en mí, a veces se asustan.

Porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.

Porque creo que lo realmente importante en la vida, es tener a alguien que te haga sentir vivo. Que te haga sentir alguien. Pero lo cierto es que las luces se apagan, mis ojos se cierran y mi corazón va cada vez más lento. No es por nada del otro mundo, es que el no poder tenerte me está matando. Y el no ir y decirte que te necesito, también. Es cierto que puedo ir y decirte que te quiero cuando me de la gana, pero no voy a ir. Y no, no es por orgullo, yo de eso, cuando se trata de gente a la que quiero, no tengo. Es simplemente porque no sé si a ti te importa o no, y necesito saber que por lo menos, aunque sea un poco, tú también me piensas. Aunque lo único que hago esperando a que vengas, es matarme más, sabiendo que no vas a venir. Una vez leí que no responder también era una respuesta, pues que no vengas también lo es. Y no sabes lo duro que es esperar a que un día necesites hablar conmigo, tanto como yo lo necesito. Esperar a que después de pasar por mi lado, gires la cabeza para verme. Esperar a que las cosas vayan mejor. Esperar a que esto acabe. Esperar, esperar, esperar... Esperar algo que nunca llega.