-Dime, ¿cómo pasó?
-No sé. Supongo que poco a poco me fue
ganando. Pero cuando de verdad lo sentí, fue cuando me miró y algo en mi
interior se estremeció.
-¿Y cómo es?
-Era el que cuando peor estaba venia y me daba un abrazo.
Quien me hacia desahogarme y me calmaba con un beso en la mejilla. Incluso
cuando le dije que le quería, seguía ahí. Me dejaba apoyarme en su pecho y
olvidarme de todo. Era quien me entendía o al menos hacia el esfuerzo. Era la
persona que todo el mundo necesita, quien haría cualquier cosa por no verte
llorar.
-¿Por qué me hablas en pasado, se ha ido?
-No. Bueno, no estoy segura.
-Así que lo que pasa es que el está, pero todo lo anterior
se ha quedado en el pasado... ¿Y cómo lo llevas?
-Sí. Lo llevo, aunque por la noche no puedo evitar romperme. Porque
yo nunca quise que esto pasara, pero por mi culpa ha pasado. Está claro que
nadie controla de quien enamorarse. Pero es que a lo mejor, si podría haberlo
parado. Quiero decir, si me hubiera separado a tiempo…
-Nada habría pasado. Cuando llueve muy fuerte, ni siquiera
un paraguas puede evitar que te mojes. Por mucho que intentes
parar el amor, siempre habrá algo que te lo recuerde y vuelvas a él. Lo mejor
que puedes hacer, es dejarlo.
-Pero, tengo miedo de que nunca acabe…
-Acabará, llegará alguien.
- ¿Y cómo lo sabes?
-No lo sé, pero es lo que suele pasar.
- ¿Y si no pasa?
-Todo seguirá igual. Pero el
intentara entenderte y volverá.
-Ojalá, porque le echo de menos.