Hace tiempo que no te escribo y no porque no te sienta.
Justo por el contrario, porque te siento muchísimo. No sé decirte adiós, no voy
a hacerlo. Cada vez que cierro los ojos me viene tu sonrisa a la cabeza. Joder,
que tu sueño inalcanzable aparezca en tus sueños reales duele. Si es que parece
que la vida no me quiera. Seguro que me quieres tú más que ella.
Verás, quiero
decirte algo, algo que nunca te he dicho: Gracias por existir. A veces pienso
en cómo sería la vida sin ti y la vida desaparece. He estado pensando en cómo
quiero que me recuerdes, por eso he vuelto a sonreír. He vuelto a sonreír porque
quiero que te des cuenta de que me haces feliz. También quiero que sepas que
siempre hay algo que hace que vuelva a ti, no sé si a ti te pasa igual. Ojalá
que sí, pero sé que no. El caso es que me siento en el ordenador creyéndome que
ya he dejado de quererte, suena una canción y vuelves a mí. Como la marea.
Vuelves, porque te dejo volver, porque no quiero que te vayas. Me da igual que
todo esto pueda acabar en un desastre, yo contigo lo que con nadie. Quiero
cogerte de la mano. Quiero besarte y darle un sentido a la vida. Quiero que uno
más uno de uno, que el resto sea cero. Quiero hacerte sentir la forma en la que
te quiero. Quiero que comprendas que si tengo que morir un día, por lo
menos, en ese momento en el que pasa tu vida por delante, pueda decir que fui
feliz contigo.
Por un día.
Por un instante.
Para toda la vida.
Para toda la muerte.