lunes, 6 de enero de 2020

Después de 20 inviernos.

Nos vimos en el momento exacto, yo estaba en ese punto intermedio entre el "ha pasado el tiempo suficiente como para dejar de sentir" y el "ahora no sé si voy a poder tenerte en mi vida". En ese momento no tenía ni idea de qué hacer, no sabía si me hacías más bien que mal, solo sabía que había momentos en los que seguías doliendo y eso no podía ser bueno. Pero ahí, en pleno caos de dudas sentí que, a pesar de todo, yo tenía dentro un cariño y un amor que iba más allá de que tiempo atrás me enamorara de tí. 

Nos dijimos muchas cosas, pero supe que sí que quería que estuvieras en mi vida y yo estar en la tuya cuando creí en todo lo que me decías. Creí en tus "no hay un por qué" y sentí una calma en mi interior que hacía tiempo que no sentía. Una calma que sé que siempre encontraré contigo. Por primera vez entendí absolutamente todo y aclaré, por fin, qué era lo que sentía por ti. No necesité mucho tiempo, cuando te vi supe que ese amor ya no estaba, pero también supe que te quería muchísimo y que no merecías todo lo que yo había hecho.

Lo siento por todas mis dudas y por mis actos desesperados por intentar que, de una vez por todas, me quisieras. Fui incapaz durante mucho tiempo de aceptar que tú y yo no íbamos a tener nada nunca, quise seguir en mi burbuja, dónde había una vida idílica contigo. Ahora sé que eso nunca pasará y, además, ya no quiero que pase.

Gracias por seguir entendiéndome cuando ni yo misma lo hago.