martes, 11 de julio de 2017

Solo dos palabras con tu voz.

Tenemos una capacidad bestial de romper con todo lo que nos duele, aunque nos cueste y duela el doble, lo hacemos. Acabamos con todo justo antes de que todo acabe con nosotros, creyendo que así todo será más fácil, pero nos equivocamos. Huímos del dolor y es lógico, nadie quiere romperse. Huímos y nos hacemos los fuertes. Huímos y nos creemos felices, pero no. Podemos autoengañarnos pero, en el fondo, siempre vamos a tener la certeza de que aquello que nos mataba era lo que realmente nos hacía felices. Es entonces cuando volvemos y nos damos cuenta de irse no ha servido para nada.

Tendemos a callarnos miles de cosas, a quedarnos a medias, a no querer mostrar nuestro interior al completo y, cuando lo hacemos, no somos capaces de soportar el silencio que se forma. Porque cuando decimos algo esperamos una respuesta de vuelta y no nos vale cualquiera, solo una. Una respuesta que no llega y eso es lo que no soportamos, seguir escuchando a esa persona y que nunca diga las dos palabras que quieres escuchar. Dos palabras que podrían cambiarlo todo pero que nunca lo harán.


domingo, 9 de julio de 2017

El tiempo y esas cosas que pasan.

Cómo cambian las cosas de un día para otro. Cuánta gente se va y cuánta viene. Y cómo tememos a que pase el tiempo y seamos incapaces de aceptar justamente eso, que el tiempo pasa. Siempre. Todo sigue su rumbo sin importar lo que pase. Todo menos nosotros, por eso odiamos tachar los días del calendario, porque ssignifica que has vuelto a perder el tiempo en la maldita historia de siempre. Esa que te roba el sueño, los pensamientos y, cómo no, el corazón.

Te niegas cada día lo mismo, te acuestas pensando en no pensar y, al final, siempre sonríes al mismo recuerdo. No tienes porque temer, aunque todo cambie alrededor y tú sigas con lo mismo de siempre, no importa. Porque no pueder decirme que no es bonito, no puedes decirme que no es eso lo que te da fuerzas para levantarte cada mañana, que no es esa forma de echarle de menos, esa forma de contar los días que llevas sin él, esa forma de mirar su foto cada día y recordar aquel abrazo de despedida. Así que empieza a aceptar qué es aquello que hace que aparezca el brillo en tus ojos cada día, empieza a aceptar la realidad y disfrutala, joder. Que ya va siendo hora.