En otras circunstancias me habría roto el hecho de por no querer cuando pude, no poder cuando quise, pero no me he roto. lo he aceptado como se aceptan los regalos: con una sonrisa bien grande aunque no hayan acertado. No todo tiene su explicación, pero esto la tiene, no se trata de suposiciones ni verdades a medias.
Yo te he querido hasta vaciarme de mí y llenarme de ti. Por eso no he sabido vivir sin ser ciega, porque siempre he tenido la verdad delante de mi y yo he cerrado los ojos. Cuando quieres a alguien (me refiero a cuando querer pierde su significado si esa persona desaparece), si no es correspondido la vida se vacía, como una playa sin arena, un cielo sin nubes, como una tierra sin tierra. Y yo que te quise acabé olvidando que tú no lo hacías, olvidando que tú jamás podrías hacerlo. Siempre te reprochaba todo: que no hubieras sido claro con tus sentimientos, que hubieras actuado de tal forma y no de otra... Te culpaba de todo. Después me cansé de todo esto, de quererte, de no tenerte y decidí poner un punto y final. Lo puse de la peor forma.
Un mes después estoy de vuelta, pero con las cosas cambiadas. Es por eso que no vuelvo, sino que llego. Sé que no hiciste todo bien, pero sí la mayoría de las cosas. En cambió yo solo supe mentirme y echarte las culpas para alargar esta historia. Supongo que esperas que te diga que las cosas han cambiado, pero a mí las cosas me dan igual, he cambiado yo. Eso es lo que quiero decirte, que no soy la misma que se echaba a llorar por no poder tener lo que quería, Porque ya no tengo miedo, no me da miedo la vida sin ti, no me da miedo no poder querer a nadie más de lo que te he querido. El único miedo que tengo es no poder empezar de nuevo, tener que vivir para siempre con la culpa de haberte echado de mi vida para siempre.
Y un para siempre sin ti,
dura demasiado tiempo.