martes, 29 de noviembre de 2016

Nuestra propia atmósfera.

Lleva todo el día lloviendo y el frío de la calle me ha calado hasta los huesos, tal y como tú has hecho. Los días de lluvia me gustan por muchas cosas, el olor del ambiente, la luz oscura y por el hecho de que un día de lluvia se convierte en fiel compañero de soledades y a mi últimamente me sobran muchas. Podrías venir y eliminar los vacíos que tengo en mi, sobre todo porque todos ellos se deben a tu ausencia.

Lleva lloviendo todo el día y el cielo oscurece el día, es entonces cuando llegan a mí esas ganas de cogerte del brazo y atraerte hacía mi, como si fuéramos polos opuestos incapaces de hacer frente a su atracción. Que el resultado de nuestra unión se convierta en un paraguas que nos proteja de todo lo que el mundo y la vida quiera echarnos encima. Que podamos ser y seamos todo lo que deseemos.

Lleva lloviendo todo el día y tú llevas en mi mente todo el día. Me pregunto por qué, como siempre, y la respuesta está en tu sonrisa ante el choque inevitable de nuestras pupilas, bajo tu paraguas, en pleno diluvio universal.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Respiro tu vida.

Quiero y no puedo, no soy capaz de dejarte a un lado, olvidarte, apartarte. Quiero y no quiero dejar de quererte. ¿Por qué? A qué se debe esta maldita necesidad de sentir como tu nombre aprisiona mi pecho dejándolo vacío, casi incapaz de seguir latiendo. Se debe, supongo, a esa maravillosa sensación que produces en mí cada vez que dices mi nombre como si nunca nadie lo hubiera dicho antes. También tendrá algo que ver el hecho de que hayas aparecido y formes parte de mi vida, aunque haya sido algo fortuito, aunque haya sido el mejor regalo que me ha dado el destino.

Ponerte en mi vida, conocerte, saber de ti, escuchar tu risa, sentir el mundo que hay en tus ojos. Respiro. Quererte, imaginar la cantidad de cosas que podríamos hacer y ser, besarte, soñarte. Respiro. Tu mano, la mía; tu lengua, mis dientes. Respiro. Tu risa, mi oído; tu respiración, mi pecho; tu voz, mi vuello. Y ya no respiro. Sin aire pero completa; llena de vida, llena de ti.

lunes, 21 de noviembre de 2016

La respuesta a todo: tú.

Cada vez que recuerdo tu risa a mi corazón le pasa un no sé qué que qué sé yo; entre tanta incertidumbre aparece, como siempre, tu nombre.

- Entre toda la gente del mundo te elegiría a ti. No sé cómo lo has hecho, pero te has convertido en todo lo que una vez pensé que jamás podría volver a encontrar. Has aparecido de repente, como si el destino me hubiera hecho un regalo. Y menudo regalo. Te ha puesto en mi camino, siendo vida y felicidad, así normal que no pueda soportar la simple idea de perderte. Que es un poco irónico porque no te tengo.

- Pero no...- intentas hablar pero no lo permito.

- No sé cómo acabará esto, no tengo ni idea de si acabaré mal o bien, pero me da igual. Yo quiero quererte porque cada vez que sonríes, cada vez que pasas por mi lado o cada vez que escucho tu voz siento que todo, absolutamente todo, tiene sentido. Y, al fin y al cabo, lo que todo el mundo necesita es tener a alguien ahí, alguien que le de sentido a la vida, alguien por quien valga la pena vivir, alguien que se merezca que le des todo. Y creeme que tú lo mereces.

Huyo como siempre, incapaz de escuchar tus palabras por si duelen tanto que soy incapaz de soporarlas.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Universo paralelo.

He abierto mi corazón y he sentido tus ojos clavados en él, mientras, tu mirada tenía forma de despedida y lo he comprendido todo. Silencio, como siempre; vacía, como nunca. Es lógico que quieras huir, que tengas esa voz en tu interior que te dice que no estés aquí ni un segundo más, que es tóxico y acabaremos envenenados. Si no te comprendiera, sería más sencillo, pero es que yo también tengo esas ganas de salir corriendo, como siempre, de todo aquello que tiene la mínima señal de dolor; aunque nunca lo haga, aunque siempre me obligue a quedarme, aunque el final vaya a ser catastrófico. Por eso estoy aquí, escribiéndote de nuevo, sacando de mí mis ganas de ti. Intentando saciar con palabras las ganas de rozar tus labios y vivir en tus brazos, las ganas de formar contigo un universo paralelo a todo esto que nos rodea. Ya sabes a lo que me refiero, ese lugar ajeno a todo esto al cual siempre nos llevan los besos.

Supongo que no dejarás de preguntarte qué has hecho. Deja de darle vueltas, por favor. No es cuestión de hacer, es cuestión de ser y basta con que seas tú mismo para revolucionar cada célula de mi cuerpo. Sé que aún así no será suficiente, pero para estas cosas nunca hay explicaciones, pasan y son (o no) maravillosas. Pero creo que hay algo que no has entendido y sí que me gustaría que supieras, yo no busco una respuesta, no abro mi corazón para que llegues y lo cierres y apagues con una simple palabra. Yo solo busco una cosa, lo único que puedes hacer y quiero que hagas. Yo solo quiero que te dejes querer, aunque sea a ratos, por milésimas de segundo, pero déjate. Déjame.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Me faltan latidos si te vas.

A media noche se enciende una luz en mi cabeza y apareces, tú y tu sonrisa de otra galaxia. Es bonito, pero lo seria más si no fuera un sueño. Lo realmente bonito y poético de la vida sería abrir los ojos en cualquier momento del día y verte a mi lado, no tener que cerrarlos e imaginarte. Noto que últimamente te estás llevando mis sonrisas y cuando sales por la puerta, un suspiro invade el vacío que dejas y a mi organismo le faltan latidos.

Ahora estoy tumbada en la cama, con miedo a cerrar los ojos y ni siquiera verte así. Ojalá que pudieras entender lo que siento y ojalá yo pudiera explicartelo, pero una vez lo hice, entregue todo por nada y acabé no sé dónde y siendo no sé qué. Supongo que lo haré, que el corazón acabará alzando la voz de mi interior y hará eco en tu vida. 

lunes, 7 de noviembre de 2016

Completamente tuyo.

Aún no he sabido
ni cómo,
ni cuándo,
ni por qué.

Aún no he sabido
decidirme entre
juntos estar
o juntos ser.


Otro salto al vacío,
lo acabo de sentir.
Tenemos que ser
si no queremos 
morir.

Suspiro,
tu nombre vuelve,
te siento
y estás tan lejos.

Tengo que hacerlo,
decirlo.
Si no, me quemara;
si no, no.

Aún no he sabido
ni cómo,
ni cuándo,
ni por qué.

Pero las cosas,
como las personas,
son lo que son.
No se cambian
así como así.

No se borra un
te quiero
así como así.

No se borra este
te quiero,
que aún no sé
ni cómo,
ni cuándo,
ni por qué;
pero es
completamente
tuyo.


martes, 1 de noviembre de 2016

Madrid contigo.

Madrid anocheció con la luna llena tras la ventana de tu habitación, el sonido de los coches era imperceptible al lado del sonido de tu respiración que, agitada, entrecortaba tus palabras: "Te quiero". No sé cuántas veces mordiste tu labio inferior, pero sí sé que cuando lo hacías todos los semáforos se ponían verdes y parar era cuestión de ganas, ganas que ninguno de los dos tenía. Seguías, entonces, mirándome fijamente, dibujándome y sonriendo a cada poro de mi piel. Yo, acompañaba a tu respiración, acariciaba tu pecho con mis manos y besaba cada centímetro de tu cuello. 

Madrid amaneció con un sol radiante en un cielo despejado, las calles llenas de personas, pero sin vida. Ella estaba encerrada en nuestras cuatro paredes, la vi cuando abriste los ojos a mi lado y tus labios se curvaron hacía arriba. Te acaricé el rostro y lo besé, como si no lo hubiera hecho antes. En seguida me abrazaste, respirabas suavemente, pero podía sentir tu corazón latiendo a toda velocidad: "A partir de ahora cualquier amanecer perderá su sentido si no estás a mi lado". Cogí tu mano y la besé, me apoyé en tu pecho mientras nuestras manos habían encajado completamente, como nosotros lo hicimos. Lo cierto es que no solo los amaneceres perderían sentido, todo en el mundo lo haría, hasta yo lo perdería sin él. Suspiré intentando asimilar la cantidad de poesía que se había escrito en esa habitación en apenas ocho horas.

- ¿En qué piensas, petita?
- Si te vas dejarás un vacío en mí que será inasumible.
- Yo no quiero irme de tu lado, la vida sin ti es...- se muerde el labio- No es. La vida sin ti no es.