domingo, 25 de marzo de 2018

Sonrisa quebrada.

Si pudiera coser tus heridas y recoger la sangre derramada gota a gota, para así curarte por siempre, lo haría. No hay dolor que más me rompa que aquel que desprende tu mirada, esa que tan bien conozco. Puedes engañar con tu sonrisa al resto, pero a mí no.

Nunca antes te había vista así de frágil, podía escuchar gritos de auxilio que salían de tu pecho y no sabía cómo decirte que los sacaras. Te abracé y creo que lo entendiste, te abracé con fuerza porque quería reconstruirte y que ninguna de tus piezas se rompiera. Pero sé que yo no tengo ese poder y que eso pasará.

Sé que te romperás y creerás estar solo, pero créeme que no lo estás. A lo mejor no lo sientes pero te abrazo siempre en la distancia y te abrazaré siempre no importa cuándo ni dónde.

Un pez nunca nada solo.

sábado, 10 de marzo de 2018

Por si lo quieres.

Creo que de vez en cuando está bien recordar aquellas cosas que nos tocan el alma. Esas cosas que no solemos decir muy a menudo pero que son capaces de arreglar el mundo. Supongo que ya sabreis de que hablo, espero que sobretodo seas tú el que sabe de qué hablo.

Sé que lo sabes, aunque nunca te lo haya dicho. No sé por qué este maldito empeño en ti si no me haces ningún bien. Al menos eso dicen, la verdad es que yo no creo que sea así. A lo mejor nunca sabes de esto, pero, por si acaso, quiero que sepas que no creo que seas nada de todo eso que cuentan. Creo que ese corazón late más luz que cualquier otro, pero nadie quiere darse cuenta. No sé, ojalá pudieras venir y alumbrar todos los lugares oscuros que hay por mi mente. Venir y abrazarme, como hiciste aquella vez, y así sentir que ahí, apoyada en tu pecho, no puede pasar nada malo. Venir y cogerme de la mano y convertirme en otra  persona, porque es lo que pasa cuando se rozan nuestras manos, contigo siempre soy otra: más feliz, más ilusionada, más nerviosa, más cariñosa, más, más y más.

No sé si entenderás esto, no tienes que hacerlo, no quiero que lo hagas porque ni si quiera yo lo entiendo.  Lo sé. Sé que me asusta lo que pasa cuando estás a mi lado porque no parece ser de este mundo. Me asusta porque sé que para ti no es así y, claro, eso significa soledad, algo que aterra más que nada. Algo que se esfuma cuando estamos entre un montón de gente y de repente chocan nuestras pupilas. Aterradora es la realidad, tanto como tu sonrisa que juega con ventaja de recuerdos que nunca me contarás.

Tampoco sé como acabar esto. No quiero porque sé que mientras estés leyendo estas palabras te tendré un poco más y en tu mente aparecerán todos esos momentos conmigo. Es la única forma de hacer que te acuerdes de esa chica que te mira como si fueras la única persona que existe en el mundo. Creo que no hace falta que diga esas dos palabras que ultimamente todos odian pero, en el fondo, son las únicas que todos queremos oir.

Si no querías pensar que era cierto, ahora ya lo sabes.
Porque sí,
esto es para ti.