2015 ha sido rápido, cruel y doloroso. Ha estado lleno de
despedidas, de finales, de lágrimas, de imposibles, de cambios, de inicios, de
retos, de sonrisas, de oportunidades. Este año ha sido una antítesis, tan feo y
tan bonito, tan triste y tan alegre, tan oscuro y tan brillante. Raro, como
todo últimamente. A pesar de todo, tengo que agradecerles muchas cosas a las
personas con las que los compartí.
A vosotros que habéis estado siempre conmigo y a los que no,
que es como si sí. Gracias. Gracias por hacer que cada día valga la pena, por
ser capaces de hacer sonreír a la gente incluso cuando no podéis ni sonreír
vosotros. Ha habido momentos de tirarlo todo por la borda, de renunciar, de
llorar como nunca. Pero yo me quedo con los otros. Con los momentos de ataques
de risa, con la emoción al vernos crecer, con los chistes malos, con los
momentos frikis, con todas esas veces en las que hemos sido felices.
A ti, que me has hecho querer como nunca antes. A ti que me
has enseñado a amar. Tú que has sido los mejor de lo peor y lo peor de lo
mejor. Tú que me has arañado el corazón, que has sido herida de las buenas. Tú
que me has curado, que has sido mi medicina. Tú que sigues aquí, a mi vera, tú
eres el culpable de todo. Siempre lo has sido, ya lo sabes. Eres el culpable de
que hoy esté y siga aquí. Así que gracias. Por demostrarme lo bonito que tiene
llegar a querer a alguien hasta tal punto de no ver un futuro si no vas de su
mano. Por demostrarme lo malo que tiene querer más que a tu propia vida a quien
no te quiere. Gracias, sobretodo, por
entenderme, por seguir, por permanecer intacto en mi vida, por soportarme, por
seguir sonriéndome. Gracias por enseñarme que en la vida no todo lo puedes
tener, gracias por entender que no podía entenderlo. Y que gracias por existir,
por hacerlo todo más sencillo, por respirar, por todo.
A ti, que nos dejaste hace más de dos años. A ti, que
siempre te llevo dentro. Tú que siempre estás aunque ya no te vea. Gracias.
Gracias por ser tan intenso y vivir en mí. Gracias por brillar tanto, por ser
eterno, por seguir en mi vida. Porque nunca me acostumbraré, porque aún cuesta creer
que nos dijeras adiós, porque siempre fuiste y por eso, siempre serás. Porque
te quiero y porque te echo de menos. Porque formas parte de mí día a día y no
quiero que eso cambie nunca. Nunca jamás. Porque echarte de menos a veces duele
mucho más de lo esperado. Porque me enseñaste que todo depende de cómo se mire.
Porque todo lo vivido permanecerá en mí. Porque sé que sigues aquí, porque te
siento. Gracias, por nunca irte del todo.
En fin, 2015 ha sido un año de idas y venidas. Pero qué le
vamos a hacer, supongo que así es la vida. Me ha traído a personas que no
quiero que se lleve nadie jamás, porque valen oro, porque son únicas y las
quiero. Las quiero en mi vida para siempre. Gracias 2015, pero no vuelvas. Has
sido y punto. No te quiero de vuelta. 2016 sé distinto, mejor, único,
irrepetible.