domingo, 28 de diciembre de 2014

Porque te quiero como el mar quiere a un pez que nada dentro dándole de respirar.

Ojalá no se acabara este año nunca. Ojalá pudiera tenerte cerca de mi durante el resto de mi vida. Sentir que esto se va a acabar en cualquier momento me paraliza. Me asusta. Saber que un día abriré los ojos y que ya no estarás más; que tú ya nunca, como si tú antes nada. Te quiero mucho como para aceptar el hecho de perderte, así que lo siento. Me niego a seguir intentando no quererte. Me siento vacía cuando lo hago. No lo entiendas,  no es necesario. Tu solo tienes que mirarme a los ojos y no apartar la vista nunca. Yo ya me encargo de quererte. De acariciar tu pelo oscuro, de perfilar tu labios con mis dedos, de decirte que te quiero al oído. Tu simplemente, quédate. Te lo suplico, no te vayas nunca. Te necesito,  como un pez necesita el agua para respirar. Sin ti no puedo y lo sabes de sobra.

jueves, 18 de diciembre de 2014

A kilometros de mí.

Probablemente este equivocandome otra vez. Pero me da igual. Porque pasan los días y... Y ya esta. Pasan y punto. Tu no estás, nunca estarás. Pero eso es algo que se me olvida últimamente. A veces pienso en nosotros, como si tú y yo fuéramos un "nosotros". Me pregunto porque haces o dejas de hacer cualquier cosa, como si tú pensaras en mí. Intento pedirte explicaciones como si me debieras algo.
Querer todo lo que no quieres querer duele, eh. Y no sabes lo mucho que lo siento, tampoco trates de imaginartelo. No sabria como decirte como me siento, porque no creo que quieras saberlo.
Me encantaría saber que todo por lo que estoy muriendo vale la pena, pero sé que no. Sé que tengo las manos llenas de un montón de cosas para darte, cosas que para ti no son nada. Porque, ya sabes, que a veces se me olvida que entre tu y yo hay de todo menos un nosotros. Quiero decir, hay amor, amistad, respeto, cariño, pero con un gran espacio entre tu y yo, como esa maldita conjunción que separa el tu del yo. Así, lejanos, siempre. Porque una persona está donde se encuentra su corazón, y el tuyo está a km de mi.
Me he distanciado. Un poco. Es cierto. Entiéndelo. Verte siempre tan lejos, no saber si sí o si no. Ahogarme en un charco, como siempre. Y es que necesito ver de ti. Pero no puedo ver nada, porque no me miras. Yo para ti, ya nada.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Un montón de cosas que para él no son nada.

Lo siento. Los siento mucho, pero tengo que hacerlo. No quiero que lo entiendas, ni que me perdones. Solo quiero que sepas porque lo hago. Por qué voy a besarte, por qué necesito hacerlo. No es complicado de entender. Te veo cada día, hablamos a escasos centímetros y siento como el corazón parece que se me vaya a salir. Te digo que te quiero y me miras con esos ojos, permaneces quieto, inmóvil, tragas saliva y medio sonríes; porque no sabes que hacer, ¿cómo contestar un te quiero a alguien que  no quieres? Me dices que no es posible y yo no puedo. No puedo simplemente quedarme quieta, porque lo único que quiero es que pase algo. Y necesito que pase algo, necesito sentirte mío, aunque sea por unos segundos. Necesito sentir que produzco algún efecto en ti.
Lo sé, sé las consecuencias. Sé que la que va a salir perdiendo soy yo, como siempre. Pero queramos o no, esto que tenemos va a perderse. Si me quedo quieta, no me lo voy a perdonar nunca. Entiendo que después de esto no quieras hablarme, ni mirarme, que no quieras saber de mí. Entiendo que quieras separarte. Pero necesito sentirte por una vez en mi vida. Necesito descubrir el sabor de tus labios y perderme por la curva de ellos. Necesito saber cómo es el paraíso que se esconde tras esa sonrisa. Te necesito como nunca a nadie en la vida. Tienes que saber que pase lo que pase, yo siempre voy a estar, siempre. Tan solo tendrás que decir mi nombre y yo volveré a caer. Siempre volveré a ti, a lo que fuimos, a lo que podríamos haber sido. Siempre volveré a soñarte y preguntarme que es lo que faltó, o más bien qué es lo que sobró. Tantas preguntas y ninguna de ellas con respuesta.
Yo te creo. Porque quiero creerte cada vez que me dices que no quieres verme mal. Pero yo te veo tan feliz, sin mí, hablando de ellos, y yo me siento tan… miserable. Y lo siento, siento que tengas que pasar por esto, causarte problemas y a veces, no entender que tú no quieres. Pero no puedo seguir así, necesito algo, algo para sentir que… para sentir que me sientes.
No quiero hacerte daño, pero sé que lo voy a hacer. Me pasa un poco como a ti, no quieres hacerme daño, pero me dices que me aguante y hablas de ella, casi tan bien como yo de ti. Sí, casi tan bien. Quizás me equivoco, pero creo que nadie puede querer a alguien tanto como yo a ti. Ni Julieta a Romeo, ni Melibea a Calisto, ni tú a ella.

Lo que duelo no es que no me quieras, lo que duele es que no lo aprecias. Podría enviarte 365 cartas al año, desearte las buenas noches cada día o decirte que te quiero antes de irme a casa, que tú eso jamás lo sentirías. Y duele. Saber que tienes las manos llenas de un montón de cosas para darle, un montón de cosas que para él no son nada.

martes, 9 de diciembre de 2014

It will be hard to hear your name when I haven't seen you in so long.

A veces te siento tan lejos que tengo miedo del mundo. Te siento tan lejos y me siento tan sola, que no sé cómo ser feliz. Es por eso que te necesito, es por eso que te busco. Quiero ser feliz. Pero contigo. Que la felicidad sin compartirla me sabe a poco, me sabe a soledad. Quiero que seamos felices. Tenemos mucho mundo que recorrer y muchos días que vivir. Y los veo tan insípidos, tan vacíos sin ti. Pero tranquilo, que ya me voy haciendo a la idea de que un día despertaré y tú ya no estarás. Tendré un mundo demasiado grande para alguien como yo. Estaré demasiado rota como para pensar en cómo seguir. Pero seguiré. Seguiré pensándote y creyéndome la mayor mentira del mundo. La mentira de que volverás. Iré evitando tu nombre, pero esperando ansiosa a que a alguien se le escape delante de mí. No preguntaré por ti, pero buscaré respuestas.

Pasarán los días, pero yo seguiré queriéndote como lo hago ahora. Pasarán los años y seguiré queriendo escuchar tu voz otra vez. Pasará la vida y te llevaré siempre en mí, como quien lleva a su amuleto de la suerte siempre encima, porque al fin y al cabo, eres eso, mi amuleto de la suerte. Contigo, ya sabes que, nada puede ir mal. Contigo la vida es más bonita.
''Luego se fue, como si en algún momento del para siempre se le hubiese olvidado que olvidar no era tan fácil.''