viernes, 12 de enero de 2018

Hay quién todavía lucha frente a causas pérdidas.

Hoy he pasado por nuestro bar, ¿Sabes? Aún seguían ahí nuestras dos latas de coca cola zero, estaban luchando contra el viento para no caerse. La verdad es que tenían fuerza. Me ha recordado a nosotros, cuando luchábamos por no caer. Cómo cambian los cosas con el tiempo, desde que todo lo nuestro se acabó temo a que pase el tiempo y pueda arrebatarme todas las cosas bonitas de mi vida. Supongo que por eso una parte de mi sigue viviendo en aquellos momentos que fueron nuestros.

Recuerdo las veces que te pedí que me prometieras que siempre estarías ahí y ninguna vez recibí por respuesta un no. Ahora, la verdad, es que no sé muy bien dónde estás. Hace tiempo que no te veo y nuestras latas de coca cola zero siguen en nuestro bar. ¿Será una señal de nuestra eterna existencia? Quizás es sólo una mera coincidencia como muchas otras que me ocurren y me recuerdan lo jodidamente felices que éramos cuando estábamos juntos y daba igual si reíamos o llorabamos. Solo con estar nos bastaba, al menos eso parecía cuando me dedicabas diariamente tu media hora para escucharme y hacerme sentir menos sola. Quizás no te sentías menos solo, pero incómodo tampoco. Esa comodidad no la he vuelto a encontrar con nadie y dudo que lo haga. Tú eras esa casa pérdida a la que huía cuando el dolor se apoderaba de mí.

Nuestras latas de coca cola zero siguen en nuestro bar y esta vez me recuerdan que no se queda quien puede sino quien quiere.

lunes, 1 de enero de 2018

Media noche.

He tenido que borrar tu conversación de WhatsApp. No podía abrirlo y ver en primer plano mi mayor derrota, una más. A veces decido empezar de cero contigo y cuando ya es tarde me pregunto para qué. Para qué voy a darme una décima última oportunidad, porque sí, la oportunidad me la doy a mí para ver si puedo mirarte de otra forma distinta a este amor-odio que tengo. Es tu pasotismo, tu incomprensión ante no saber mi necesidad de sentir y contártelo. Ahora sé que nunca me entendiste y eso que fue lo único que siempre te pedí.

Es una pena porque te he querido mucho y muy bonito.