Te he mirado como si no te hubiera mirado cientos de veces antes, como si fuera la primera vez. ¿Para qué?, te preguntarás. Para poder vivir de nuevo aquel día en el que el universo alineo todos sus astros para decirme que la vida no siempre era tan hija de puta. Así descubrí tu luz, tus ganas, tu vida. Escondías tanto tras tu sonrisa que cuando la vi supe de dónde venia el dicho ese de que "cada persona es un mundo". Lógico, porque lo que había tras ella era un mundo, un mundo único, en el que estaría dispuesta a pasar el resto de mis días. Desde entonces te miro de nuevo, para volver a ver ese mundo y planear distintos caminos para llegar a él. Pensar en un plan estratégico para que nuestras sonrisas colapsen y dos mundo puedan unirse, formando así un poco más de vida.
Buscarnos, descubrirnos, conocernos y amarnos. Ser juntos para hacer del "imposible" una simple palabra existente para aquellos que no intentan la cosas, que desaparezca de nuestros diccionarios, que no nos separe, que no nos rompa. Ser y vivir como si la vida sin un nosotros fuera muerte.