miércoles, 26 de octubre de 2016

Ser para amar, amar para ser.

Te he mirado como si no te hubiera mirado cientos de veces antes, como si fuera la primera vez. ¿Para qué?, te preguntarás. Para poder vivir de nuevo aquel día en el que el universo alineo todos sus astros para decirme que la vida no siempre era tan hija de puta. Así descubrí tu luz, tus ganas, tu vida. Escondías tanto tras tu sonrisa que cuando la vi supe de dónde venia el dicho ese de que "cada persona es un mundo". Lógico, porque lo que había tras ella era un mundo, un mundo único, en el que estaría dispuesta a pasar el resto de mis días. Desde entonces te miro de nuevo, para volver a ver ese mundo y planear distintos caminos para llegar a él. Pensar en un plan estratégico para que nuestras sonrisas colapsen y dos mundo puedan unirse, formando así un poco más de vida. 

Buscarnos, descubrirnos, conocernos y amarnos. Ser juntos para hacer del "imposible" una simple palabra existente para aquellos que no intentan la cosas, que desaparezca de nuestros diccionarios, que no nos separe, que no nos rompa. Ser y vivir como si la vida sin un nosotros fuera muerte.

domingo, 16 de octubre de 2016

Un nosotros mortal.

- Comprendo porque no hay más gente como tú y, es que, si la hubiera al mundo no le cabría tanta vida. Si yo te dijera lo que pasa cuando pasas tú no serías capaz de volver a mirarme. Contigo suceden cosas extraordinarias, el otro día, por ejemplo, se hizo la paz en el mundo cuando sonreiste. No son alucinaciones mias, te lo juro. Se hizo la paz y todo parecía ser distinto.

- No digas tonterias, va. 

- Te da miedo, ¿verdad?

- Si todo fueram más fácil, nada podría pararnos. Lo que sientes es, probablemente, lo más bonito que ha sentido alguien por mí en mucho tiempo y quiero darte lo mismo. Quiero hacerte poco a poco y crear así un nosotros, pero hay demasiada vida entre nuestras manos como para poder soportarla.

- El amor a veces también mata.

- Y yo quiero que vivas, pequeña.


sábado, 15 de octubre de 2016

Entre tus manos, mi vida.

Una vez juré no volver a creer en imposibles, pero cada vez que hundo mi mirada en tus ojos, todo, absolutamente todo, se vuelve posible y real. Es lógico, eres tú y no hay nada más real. Me digo que no te quiero, porque no puedo hacerlo ni quiero, pero cuando te paras frente a mi y nuestras miradas permanecen atentas entre ellas y no hay nada alrededor, porque para nosotros no existe nada más; cuando eso ocurre, cualquiera querría quedarse en ese instante porque no hace falta nada más que estar contigo para sobrevivir en este mundo.

Siempre había pensado que para que alguien fuera feliz necesitaba muchas cosas y por ello la felicidad era un utopía. Luego de haber compartido contiho un trozo de vida, he descubierto que para ser feliz no hace falta mucho. Solo haces falta tú, aunque quizás, pensándolo bien, si que es mucho. Mucho para mí.