sábado, 19 de abril de 2014

Al fin y al cabo solo somos dos desconocidos que se creen conocidos porque un día intercambiaron abrazos, risas, besos, caricias.

A mí es que me hacen gracia cuando dicen que no hay nada perfecto. No sé es que yo miro tu sonrisa y me pierdo en ella. Es la pura perfección, me sé de memoria donde empieza y donde acaba, pero si te besara, no encontraría la salida. Yo también decía eso de que nada es perfecto y que todo es posible. Pero es que tú me haces cambiar de opinión. Cuando estoy contigo descubro que la perfección existe y sé que los imposibles también.

Yo no quería esto, porque soy la típica que cuando se enamora no sabe dar marcha atrás, la que se pierde en cada sonrisa y luego se dedica a pensar cómo serían sus besos, cómo sería despertar apoyada en su pecho, cómo sería esa bonita historia de amor. Soy quien se vuelve loca sabiendo que nunca te tendrá y se dedica a escribir mientras sueña en un futuro mejor, ya no sabe si contigo o sola. Porque hay veces en las que creo que sin ti no hay nada y que si esto no puede ser contigo, tampoco puede ser con nadie más. Qué se yo, si es que nunca me había enamorado de tal forma, no sabía lo que era perder las sonrisas para dárselas a alguien, tampoco sabía que podía llegar alguien que cambiara todas tus expectativas.


Ahora ya estoy caladita por ti. Sí, como el frío cala hasta los huesos, pues así eres tú, que me calas y me haces tiritar. Aunque a veces te pongas insoportable, con esa actitud chulesca y empieces a comportarte como un borde, aunque a veces duelas, te quiero.

''Porque a mí no se me ocurre cerrar la puerta. No tengo cojones ni suficiente autoestima para aceptar que, en la vida, lo más bonito que podrías sentir por alguien no siempre es correspondido. Me da demasiado miedo todo eso. Me da demasiado miedo reconocer que tengo las manos llenas de un montón de cosas que para ti están vacías. Y que nadie en el puto mundo podrá cambiar las cosas. Nadie. En todo el puto mundo. Y entonces tiemblo.''

Yo te grabo en mi cabeza cuando no paras de reír.

Tu olor se ha quedado en mi interior. Cierro los ojos, respiro y te siento. Cierro los ojos fuerte, como cuando estoy entre tus brazos, como cuando nada más existe, como cuando me das dos besos, como cuando sueño contigo. Cierro los ojos fuertes para que no te vayas, para encerrarte en mi pensamiento, para tenerte. Cierro los ojos y sonrío, como cuando te miro, como cuando cantas, como cuando ríes. Abro los ojos y te miro. Te miro y solo sé que te quiero. Y sigo mirándote y me entran ganas de besarte. Entonces me pillas y noto como mis mejillas enrojecen y lo odio, porque me delatan. Y te ríes y el tiempo se para. Me muerdo el labio, agacho la cabeza.


Estoy perdida, otra vez. Perdida en tu mirada, en tu sonrisa. Perdida en aquel abrazo, en el que volví a cerrar los ojos, volví a apoyarme en tu pecho y a olvidar todo.