Cuando
te quedas contemplando su foto durante varios minutos, tu mente se invade de
días, fechas, sonrisas, lagrimas… De recuerdos. Todo lo que puedas imaginar
existe, es como si estuviera en sus ojos. Es por eso que cuando hablamos con
personas solemos mirar directamente a sus ojos, porque hay miradas que merecen ser
recordadas de por vida. Y la tuya la era. Mientras sigo mirando tu foto, recuerdo que
tu mirada, siempre llevaba alguna sonrisa, de esas que no saben si salir o no.
Cada noche dibujo tu rostro en mi mente, simplemente para ver si la suerte me
acompaña y sueño contigo. Dicen que los besos permanecen en tu piel durante
seis meses, bueno yo se que tus dos últimos permanecerán en mi corazón para
siempre. Ya veo que decir cada dos por tres que tienes que volver, no sirve de
nada. Pero a veces necesito decirlo. ¿Sabes que es lo que pasa? Que quiero
recordar, pero no quiero. Extraño, lo sé. Pero lo que pasa es que me encanta
recordar, pero cuando los recuerdos se van acabando vuelvo a recordar que se
acabaron, que no habrá más y entonces las lágrimas caen aun más deprisa. Y no
quiero llorar, porque sé que tú no querrías que llorara, pero hay veces en las
que es inevitable. Hasta el infinito y más allá… contigo, con tu recuerdo.
Porque mi mejor y más perfecto desastre ha sido conocerte.
Que el desastre me guíe,
hacia ti.