Ahí está, no tenía muy claro qué iba a pasar cuando lo
tuviera enfrente de nuevo, pero ahí está. Lleva esa camisa a cuadros roja y
azul. Debería dejar de mirarlo, pero no puedo, no quiero. Lo tengo delante de mí
y sigo echándole de menos. Acaban de colapsar nuestras pupilas y me he quedado
totalmente inmóvil, está acercándose hacia mí y sigo sin saber qué hacer.
- Hola.
Silencio ha sido lo único que he podido darle. Sigo mirándole
y sé que no entiende por qué. Se ha alejado de mi lado, pero he sido incapaz de
no seguirle. Sé que él me ha visto, sé que sabe que estoy a su derecha, por eso
sin dudarlo le he acariciado la mano. Ha dado un respingo y me ha mirado de
nuevo.
- ¿Quieres algo?
- No lo sé.
- Estoy cansado.
- Yo también.
- ¿Entonces?
Vuelvo a quedarme sin palabras.
- Si tú no sabes qué quieres…- suspira y me aparta la mirada.
- Sí que lo sé, el problema es que es complicado. Te quiero.
Te quiero a ti, pero también quiero no quererte.
- Yo no puedo ayudarte.
- Lo sé. Haces totalmente lo contrario.
- Esto no tiene ningún sentido.
- Nunca vamos a poder volver a la normalidad
- Por mi parte todo puede volver a ser normal.
- Eres imborrable.
Y de repente se fue de mi lado, como intentando borrarse.
Creo que los dos asumimos que había una distancia entre nosotros y para que
esta desapareciera no solo necesitábamos tiempo. Tendríamos que empezar de
cero, como si antes nada para que después todo.