Puedo aceptar que lo más bonito que me hubiera podido pasar
en la vida, no pueda ser. Puedo aceptar que no me quieras. Puedo aceptar que no
te apetezca hablar conmigo. Puedo aceptar que seas feliz sin mí. Puedo aceptar
todo lo que quieras que acepte, pero ten en cuenta que aceptar las cosas no
quiere decir que no duelan. Porque entiendo que las cosas son como son y punto,
pero luego por dentro de mi algo muere, algo que quizás jamás vuelva a vivir. Entonces,
comprendes que probablemente no podrás volver a sentir algo así. Porque creo
que cuando esa persona llega, se siente. Y desgraciadamente he sentido que has llegado
y algo dentro de mí se ha muerto. Pero no te preocupes, porque no ha dolido, me
he automedicado con tus sonrisas, y créeme que no hay mejor medicina. Has
llegado y lo he notado, porque allá por donde voy, solo busco tu mirada, pero
soy un poco desafortunada.
Sé que por más que te
espere, nunca vas a venir, pero es que me da igual. Me da igual que nunca me
vayas a querer, me da igual el dolor que me puedas causar, me da igual todo.
Porque si estallase una bomba atómica y a mí me pillara contigo, me daría
igual. Me da igual que me matarás varias veces. Me da igual, porque te
antepongo ante cualquier cosa y es por eso que no puedo renunciar a ti tan fácilmente.
Porque no sé decir ‘’no’’ cuando el corazón está gritando un ‘’sí’’. La
taquicardia que me provocas no se borra como si nada. Porque lo sé, he
intentado dejar de quererte tantas veces, que ya ni siquiera siguiendo los
pasos para olvidar, ni retrocediendo en el camino dejo de quererte. Y no sé si
es bueno o si es malo. Ya no sé nada más aparte de aquel te quiero que te dije, el mismo que sigo
sintiendo, pero un poco más fuerte.